Ante su inminente derrumbe, estas presidenciales solo obsequian tiempo al Gobierno, por eso reacomoda fechas; su derrumbe en nada depende de lo “electoral” sino exclusivamente de la intensidad de la presión social, política e internacional
Fuimos partidarios que las regionales eran el último intento ciudadano para desmontar un régimen kakistocrático con animadversión a lo venezolano a través del voto, sin embargo, ello no fue comprendido. Las regionales eran las primeras elecciones luego del inconstitucional asesinato del revocatorio y del fracaso constituyente.
Era la oportunidad perfecta para demostrar las inmensas dimensiones del rechazo popular contra el régimen, era la oportunidad para despojar al chavismo de más de 20 gobernaciones e increparlo: Señor Gobierno ¿Cómo es que evitó un revocatorio e impuso una ANC si el pueblo le rechaza tan contundentemente? Tristemente ganó la visceralidad, el venezolano no votó. Sin embargo, no por ello se justificó el asesinato del revocatorio ni se validó la ANC, más bien, se legitimó el rechazo y repulsión al sistema electoral, a la desinstitucionalización reinante (al igual que hoy día).
Ahora bien, en la delicada coyuntura de ese momento, tras las protestas anti ANC, un fraude electoral con participación masiva, habría detonado otros escenarios internos y externos que pudieron haber propiciado el enrumbamiento democrático y constitucional del país, pero prevaleció la abstención… a pesar de la anémica participación, ese 15 de octubre hubo claros ejemplos que continuaron evidenciando la terrible crisis de desinstitucionalización; en Miranda y Bolívar se constató lo perverso de la confección del sistema electoral en manos de las instituciones rojas rojitas. Posteriormente, la destitución de Juan Pablo Guanipa en Zulia y la imposición de gobiernos paralelos a los cuatro gobernadores opositores que aceptaron humillarse ante el régimen.
Así, las elecciones en Venezuela han quedado para ser un comodín, una carta bajo la manga escarlata del Gobierno, las cuales evita, atrasa o adelanta a conveniencia. Hoy son, un juego donde quienes participan deben hacerlo bajo las reglas que él impone ¿Qué puede perder? Impone candidatos, electores, partidos, resultados, además migra votantes, centros de votaciones, retrasa aperturas o adelanta cierres de centros donde la oposición es mayoría, aplica “operación tortuga”, estratégicamente evita testigos ajenos al PSUV, se aprovecha de los recursos e instituciones del Estado… de esta manera se inmunizó ante la participación masiva de electores.
Algunos creen que es necesario obligar al Gobierno a cometer un fraude presidencial para que asuma consecuencias internas y externas, pero ¡esa carta ya se agotó! delinquió al evadir el revocatorio, hizo fraude el 30-J, el 15-O, el 10-D y ya lo hizo en estas presidenciales al convocar y desarrollarlas como lo ha hecho, además, a estas alturas ¿Qué más hay que demostrar acerca de la ilegal e ilegítima permanencia del chavismo en el poder? Sin presidenciales el régimen ya se encuentra en jaque mate; el Petro, la reconversión sin sentido, los bonos de populismo salvaje, son muestras de su esquizofrénico desespero.
Ante su inminente derrumbe, estas presidenciales solo obsequian tiempo al Gobierno, por eso reacomoda fechas, su derrumbe en nada depende de lo “electoral” sino exclusivamente de la intensidad de la presión social, política e internacional.