
Ayer
Una de sus tías se aferraba a la pequeña urna blanca. Sollozaba y acariciaba el vidrio transparente desde donde se veía el dulce rostro de Ángel Gabriel Urdaneta (3), a quien su padrastro y primo segundo Ríchard Antonio González Montiel (21) violó y mató a golpes. Su cuerpo ocupaba la mitad del féretro y sus familiares recordaron que no se despegó de este desde el pasado miércoles en la tarde cuando lo acomodaron en la enramada de la casa 62, en el barrio Villa Lossada, sector Las Amalias de Jesús Enrique Lossada.
“Los padres de ese demonio amenazaron a mi hija, diciéndole que negara que él mató al bebé”, denunció Maritza González, abuela del pequeño, mientras el resto de su familia se organizaba para recolectar dinero y cubrir los gastos del sepelio.
Temerosa, la familia pidió apoyo. Temen que pueda ocurrirle algo a la madre del niño. Quieren que quede por sentado que si algo les sucede responsabilicen al detenido y a sus parientes.
El engaño
El pasado martes a las 5.00 de la tarde, González le dijo a su pareja, una adolescente, de 17 años, que llevaría a la criatura a comprar galletas en casa de una prima. La joven decidió quedarse en casa porque estaba sucia y ocupada arreglando el rancho donde vivían desde hacía cuatro días, luego de que la madre de González los botara de su casa en el barrio Cucurucho.
Tres horas tardó Ríchard en regresar con el hijastro en brazos. “Él llegó arrastrándose en la arena y con los ojos rojos, estaba como loco, me entregó al bebé y me dijo corre que me van a matar”, recordó la muchacha.
La concubina de González al ver a su hijo agonizaba, llamó a casa de su madre y le pidió ayuda. El hermano mayor acudió al sitio y llevó al pequeño al Hospital José María Vargas, en La Concepción. “Se me murió en el camino”, comentó el muchacho.
Confesión
Al asesino lo detuvo una comisión de la Policía científica y en el interrogatorio, declaró que cometió el crimen en venganza a su pareja por serle infiel con el padre del niño. Sin embargo, la familia de la adolescente asegura que no lo engañó. “Esa muchacha no sale para ningún lado. El diablo ese lo que hace es inventar para defenderse”.
“Se me metió el demonio, me lo llevé a una trilla y lo golpeé”, repitió el detenido durante el interrogatorio. Les contó a los funcionarios que hace una semana un vecino le advirtió de los amoríos de su pareja con un primo. Nunca le reclamó ni confrontó a su mujer, esperó estar a solas con el pequeño para violarlo.
González hace dos años prestó servicio militar. A los meses decidió desertar, hacía “marañitas” para ganarse la vida. Nunca fue violento, por nunca les preocupó la integridad física del niño.
La Policía les confirmó a la familia la violación. Los resultados de la necropsia explicaron que fue víctima de violencia física y sexual. El detenido permanece en el calabozo de la División de Homicidios, espera por su audiencia de presentación y su posterior juicio.