sábado, diciembre 14, 2024
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Los farsantes

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Es una estrategia ancestral que los gobiernos totalitarios utilizan para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, donde proveen a las masas alimentos y entretenimientos con criterios altruistas

En los anales de la historia se han codificado los más abyectos y ruines sucesos y actitudes desarrolladas por los protagonistas infames de muchos siniestros eventos que han convertido a un pueblo sano y fuerte, en miserable y débil o han registrado sucesos donde la mentira ha sido el patrón de conducta para que esos sucesos “siniestros”, cristalicen y se consoliden. Su corolario se construye con la falacia y el sofisma.

Juvenal en sus sátiras, decía que el poder traía desgracias, fracaso o graves situaciones pese a ser tan deseado, para mantener le montan teatros y engaña al pueblo; ejemplo crean un enemigo del país o del pueblo (el imperio, EEUU), a la vez, le someten con hambre haciéndoles depender de sus supuestas asistencias (CLAP). Es una estrategia ancestral que los gobiernos totalitarios utilizan para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, donde proveen a las masas alimentos y entretenimientos con criterios altruistas. En esos tiempos arcaicos nada más que Tiberio despojó del voto a los romanos. ¿no se parece esto, a lo que se fragua en Venezuela actualmente?

Lo triste es que, los siniestros -PSUV- de Venezuela, han seguido el patrón de muchos otros mediadores demagogos, para mantener su tiranía a flote, a lo Goebbels. Convierten sus mentiras en frases creíbles o sofismas. Pero la idea de la mentira no se cristaliza sin ninguna inspiración en el caso de los siniestros. Quizá una primera inspiración en Venezuela ha sido el bodrio: “Pensamiento precursor del anti-imperialismo” de F. Pividal, imputado al pensamiento de Bolívar, plagado de falacias y comparaciones insensatas. El Ché Guevara, que supuestamente odiaba el rock and roll, decidió prohibirlo en Cuba cuando se enteró que John Lennon había dicho que él era veraz hasta que se enteró que era una estupidez. 

Igualmente, Agnes Heller, comunista filósofa húngara, afirma que las más de las veces las verdades eran contrarias al propósito deseado. Pero ahí no queda eso, Salvador Allende, espetó que el periodismo no debería ser objetivo, pues lo que se quiere o se debería informar no es la verdad sino lo que interese a la revolución. Fidel y Chávez afirmaron que sus gobiernos no eran comunistas, sino democracias “representativas y participativas” respectivamente. Entonces, ¿qué podemos esperar del discurso del Presidente? 

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