miércoles, enero 8, 2025
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Los hermanitos Pirela no tienen hoy nada que celebrar

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(Foto: Lizaura Noriega)

Desde principios de año, solo en la capital del país, existe un repunte de menores en situación de calle que buscan alimentos. Hace seis años mataron a su padre para quitarle el carro. Ahora ellos ayudan con el gasto de la casa y sin dejar de estudiar

Omar es pequeño, delgado y ágil, pero su espíritu es gigantesco. A todo pulmón grita, “Pomona, vamos pa’ Pomona. Daleeee” y el grito se pierde en medio del tránsito y la gente de Maracaibo.

A bordo del camión de su tío Kervin, pasa las tardes en un ir y venir, de personas, carros y billetes que pasan por sus manos. A sus siete años, “Omarcito” es un colector experto y responsable.

Omar Pirela, de siete; Luigi Pirela, de 12 y Luis Pirela, de 14 años, son tres hermanos que perdieron a su padre hace más de seis años y ahora se dedican a trabajar para ayudar a mantener a su familia. Para ellos, el término infancia no existe, pues consideran que el destino de sus vidas es laborar como adultos. 

Omar es el menor. Desde los cinco años comenzó a trabajar junto a sus dos hermanos en la cauchera de sus tíos, en el barrio Rafael María Baralt, en la zona sur de la ciudad. Desde hace cinco meses se desempeña como colector de un camión que transporta pasajeros en la ruta Pomona.

Los infantes pertenecen a una familia de 11 personas, entre padres, tíos, hermanos mayores y a veces hasta sus sobrinas que pasan el día en casa. Kervin Querales, tío de los niños, indicó que los niños trabajan todos los días para ayudar con la comida en la casa, “echándole ganas a la vida”.

Paola Romero, de 29 años, madre de los pequeños “guerreros”, se desempeña como servicio doméstico. “Hace seis años perdí a mi esposo. Lo mataron para quitarle el carro y tuve que llenarme de fuerza y valor para salir adelante con mis hijos. A ellos les gusta trabajar y con lo que ganan colaboran en la casa”. 

Los niños fueron descritos por sus parientes como un reflejo del espíritu trabajador y la responsabilidad, todos estudian y siguen formándose con la esperanza de un mejor futuro. 

Sin futuro 

Los hermanos Pirela forman parte de un grupo privilegiado de los niños trabajadores, ya que no abandonaron la escuela y cuentan con al menos uno de sus progenitores. Esto si se toma en cuenta que según información aportada por Unidad Venezuela, las principales causas por las cuales los pequeños y adolescentes, especialmente en las zonas populares, dejaban sus hogares para irse a vivir en las calles eran la explotación laboral y la violencia en sus hogares. 

Leonardo Rodríguez, director de la Asociación Civil Red de Casas Don Bosco, en Caracas, explicó que el 90 por ciento de quienes habitan en plazas y calles tienen familia, en especial en barrios, pero se fueron de sus casas para buscar comida.Contó que desde 1997 comenzó a trabajar con los llamados huelepega, quienes iban a la calle para huir de la explotación laboral infantil y de la violencia intrafamiliar.

“En 2004 volvió un repunte muy alto en chamos en situación de calle y las causas volvían a ser nuevamente la explotación laboral y la violencia en el hogar, pero en el año 2016 y principios de 2017 el repunte que se está dando en chamos en situación de calle obedece a la búsqueda de alimentos”.

Pequeños y laboriosos

El trabajo infantil reúne a unos 168 millones de menores en el mundo, de ellos 85 millones realizan labores peligrosas, pero los niños más vulnerables son aquellos que residen en zonas de conflictos o catástrofes, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Según las estimaciones, en el mundo 100 millones de niños y jóvenes son perjudicados cada año por desastres naturales, 230 millones viven en zonas afectadas por contiendas bélicas y de los 168 millones de pequeños trabajadores alrededor de 98 millones participan en tareas agrícolas, como miembros de la familia y sin ser remunerados. De forma general, suele definirse el “trabajo infantil” como toda labor que priva a los pequeños de su niñez, su potencial y su dignidad, y es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. Se pretende para 2025 eliminar la explotación infantil en todas sus formas.

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