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Este 24 de octubre celebramos 228 años del nacimiento de Rafael Urdaneta, ilustre hijo del Zulia, Venezuela y prócer de la libertad en América. Esta fecha llega en uno de los momentos más sombríos para esos ideales que defendió Urdaneta, con una tiranía que espera mantenerse eternamente en el poder de espaldas a la voluntad del soberano.
Los zulianos heredamos ese carácter contestatario de nuestros próceres, al punto de convertirnos en factor incómodo de todos los dictadores de Venezuela desde Guzmán Blanco, hasta Pérez Jiménez. Esa sangre libertaria que corre por nuestras venas nos llevó a gestas como la Batalla Naval del Lago, el paro petróleo contra Gómez y la resistencia a Pérez Jiménez.
Con la llegada de un proyecto que se mostró autoritario desde su génesis, el pueblo del Zulia, agrupado en torno al liderazgo sólido de Manuel Rosales se convirtió en vanguardia de la lucha para promover un cambio de forma pacífica y por la vía electoral. Fueron numerosas las derrotas que los zulianos le propinaron a los destructores de la democracia, ahora cuando el gobierno quiere cerrar la senda electoral, se encontrará con un pueblo aguerrido que sin violencia lo derrotará.
Es por ello, que consideramos se equivocan quienes piensan que aceptaremos sumisamente que un grupo de privilegiados se eternice en el poder, mucho menos cuando actúan en contra de la voluntad del 80% de los venezolanos. Nos espera un camino arduo y una lucha que no será sencilla, pero que estamos destinados a ganar porque estamos del lado del pueblo y de justicia.
En las fechas patrias es importante evocar nuestro glorioso pasado, pero también deben servir para inspirarnos en la fuerza y el valor de nuestros héroes para continuar con su lucha por la libertad e impedir que una nueva tiranía se instaure en nuestra tierra.
Somos los hijos de Urdaneta, de Bolívar, de Sucre, por eso no nos rendiremos ante los atropellos del madurismo. Llegó la hora de la protesta pacífica, que conduzca a una salida electoral y al restablecimiento de la democracia