Los libertadores no se rinden

Durante la guerra de independencia, dos veces las fuerzas del despotismo lograron triunfos avasallantes, sobre los patriotas. Si Bolívar, Páez, Urdaneta, Sucre y Mariño hubiesen dejado que el desánimo se adueñara de sus espíritus, jamás podrían haber realizado esa gesta histórica

Cuando pensamos en los próceres de la independencia nos gusta recordarlos en sus momentos de gloria, al Bolívar que comandó la gloriosa Batalla de Carabobo, al frente de un gran ejército, igual recordamos al Sucre de la batalla de Ayacucho. Pero la lucha por la independencia no fue un camino de rosas, que atravesamos de victoria en victoria, al contrario estuvo lleno de momentos en los que la derrota parecía irreversible.

El pasado 30 de julio se consumó un golpe mortal no solo contra la democracia, sino contra el sistema republicano por el que se batieron todos nuestros héroes nacionales. Esa acción ha sido una herida al estado anímico de nuestro pueblo, que ve frustrado su anhelo de cambio, por el cual lleva cuatro meses en protesta cívica. Es cierto, la elección de una Asamblea Nacional Constituyente fuera de los procedimientos constitucionales y en contra de la universalidad del voto, ha fracturado la República. Pero como el ave fénix, Venezuela ha renacido en varias ocasiones de sus cenizas y esta vez no será diferente.

No es la primera vez que la República ha caído, durante la guerra de independencia, dos veces las fuerzas del despotismo lograron triunfos avasallantes, sobre los patriotas. Si Bolívar, Páez, Urdaneta, Sucre y Mariño hubiesen dejado que el desánimo se adueñara de sus espíritus, jamás podrían haber realizado esa gesta histórica. Los Maduro, Cabello, Boves y Morales, pueden parecer invencibles, e imponer a fuerza de la barbarie momentáneamente su voluntad; pero siempre será pasajero su triunfo porque pelean contra la voluntad de una nación.

Al igual que el Bolívar exiliado en Jamaica, en lugar de deprimirnos debemos seguir planificando, afinando estrategias y luchando con la firme convicción de que la causa de la libertad es invencible. Hoy reivindicamos nuestro papel como nuevos libertadores de Venezuela, y si asumimos ese rol, entonces es nuestro deber sobreponernos a los obstáculos, e incluso a las derrotas, tenemos una responsabilidad muy grande con Venezuela para sumirnos en la desesperanza.

Nuestra victoria está escrita, no se pude ir en contra del camino natural del progreso por demasiado tiempo, ni torcer la voluntad de una nación eternamente, bajo esa premisa debemos seguir batallando por la patria hasta romper las cadenas de la opresión.

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