Los marines llegaron ya

 

En este régimen desventurado se han efectuado las elecciones que les pegan en gana, ha viciado cualquier institución y se ha inventado todo tipo de componendas, sin que suceda nada o la oposición tome verdaderas cartas en el asunto

No sabemos si llegarán por alguna ensenada calurosa o surcarán los cielos espléndidos de nubes, con una fanfarria trepidante y dispuestos a enmendar las perturbaciones. Una invasión norteamericana. Así la califican temerosos los del Gobierno. Tal vez incrédulos y con alegatos de gran impertinencia, pues no creen a EEUU capaz de semejante arremetida. Han pasado 18 años espléndidos para sus beneficios de poder y tesoros excesivos, con insultos van e insultos vienen, en tribunas distinguidas y trincheras detestables.

Hoy Venezuela está inmersa en el insólito mundillo de lo posible. En este régimen desventurado, se han efectuado las elecciones que les pegan en gana, ha viciado cualquier institución y se ha inventado todo tipo de componendas, sin que suceda nada o la oposición tome verdaderas cartas en el asunto. Ante tanto escenario escamoteado, vuelve a resonar la posibilidad de la comitiva intervencionista para enmendar este disparate de sistema. 

Algo es cierto si se efectúa una encuesta fugaz para conocer el parecer del ciudadano de a pie, sobre la posibilidad de esta intervención yanqui, el resultado sería asombroso. “Peor no se podría estar”, dirían algunos. Más de uno fundamentaría que “igual, la invasión se concretó hace mucho, con 40 mil efectivos cubanos, otro contingente de iraníes, bolivianos y nicaragüenses defendiendo esta locura dentro de nuestro territorio”.

Una puesta en orden con elecciones es una tarea imposible. La Fuerza Armada está embarrada en la misma inmundicia que los fascinerosos de Miraflores, así que no puede esperarse un golpe corajudo para detener el hambre, la desesperación y la muerte vivida por el país más noble del mundo.

No es casual que ya Trump haya provocado un acercamiento con el recién electo presidente de Chile, Sebastián Piñera, y saliese Venezuela como tema de discusión. Tampoco que Ricardo Hausmann, director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, en un escrito impecable estime, como una solución impostergable, que la AN destituya a Maduro y al vicepresidente, nombre a través de la Constitución a un nuevo Gobierno y a la vez solicite el apoyo militar de la coalición internacional.

No sé si los marines lleguen bailando ricachá en vez de chachachá, o se atavíen con el traje de superhéroe para recomponer en 72 horas, el holocausto de desafueros, arbitrariedades y sinrazones vividas en esta nación en desgracia. El reloj sigue su marcha y todo es creíble.

 

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