Los mejores frutos de LUZ

Felicito, de antemano, a quienes han honrado el pagaré con orgullo. Merecen honor y reconocimiento, porque son ejemplo de responsabilidad social y están conscientes que una universidad fortalecida es el mejor legado que pueden recibir sus hijos y el país. Es una relación que retribuye la nobleza y la fidelidad de nuestros egresados

En los 125 años de historia de la Universidad del Zulia, es necesario hablar y hacer mención especial a quienes, a través de todo este tiempo, han sido los cimientos de esta noble institución: los egresados.

Cada año, miles de jóvenes profesionales salen de esta casa de estudios con anhelos y metas por cumplir, bajo el perfil de la carrera que han estudiado a lo largo de cinco años. Son incontables las esperanzas que la sociedad y sus familias, en particular, han sembrado en ellos y siempre deben mantener esa fe viva, con expectativas y anhelos que nunca deben decaer.

Sólo con el ejercicio responsable de la libertad, de la pluralidad y la promoción de valores, como la solidaridad y la honestidad, podemos avanzar con las transformaciones que beneficien a todos, que mejoren la economía de nuestro país, la educación, su sistema de salud y el de seguridad social.

Por eso es urgente fortalecer, en todos los escenarios de la vida social venezolana, los valores fundamentales como la ética, la solidaridad y la vocación de servicio. La universidad y la sociedad en general necesitan del apoyo de sus egresados. No exageramos al afirmar que el futuro de este país, en gran medida, está marcado por la esperanza que vibra en cada uno de ellos.

Egresar de una institución universitaria nos convierte en hijos eternos de esa alma máter que nos has formado como hombres y mujeres de bien. Es una relación que se hace más rica, más responsable y relevante en cada etapa de la vida.

Esta unión, tan significativa, inspiró a uno de los universitarios más eminentes del Zulia y de Venezuela, como lo fue el doctor Antonio Borjas Romero, a establecer en 1965, el programa Pagaré de Honor como una idea estratégica para canalizar y capitalizar esa interacción permanente que debe existir entre la institución universitaria y sus egresados.

Es una relación que retribuye la nobleza y la fidelidad de nuestros egresados, con el apoyo académico y la solvencia científica, ética y orientadora de la institución universitaria.

Invito a nuestros egresados a incorporarse activamente a este programa y felicito, de antemano, a quienes  han honrado el pagaré con orgullo. Merecen honor y reconocimiento, porque son ejemplo de responsabilidad social y están conscientes que una universidad fortalecida es el mejor legado que pueden recibir sus hijos y el país.

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