Como
Este bodrio llamado revolución bolivariana, cuyo proyecto no es otra cosa que la destrucción sistemática de Venezuela, instaurado por ese atormentado hombre que reunía todas las patologías siquiátricas y sicológicas juntas, ha creado una nueva casta de ciudadanos que bien se puede denominar los padres huérfanos.
En Venezuela ya no son solamente huérfanos los niños que pierden a sus padres, producto de la violencia reinante en todas las calles del país que cobra sus víctimas, especialmente en la gente joven cuyo límite de edad no sobreasa los 30 años y dejan sin protección a menores que apenas están en la edad escolar o inician el bachillerato.
Ahora somos los padres de Venezuela, que en los últimos años de este desastre reinante en nuestra nación nos hemos quedado huérfanos de hijos que se van del país porque no ven futuro gracias a que la revolución se los robó.
Venezuela antes de Chávez, era un país donde la gente que tenía posibilidades, y otros haciendo sacrificios, enviaba a sus hijos a estudiar al exterior y muchos elegían quedarse en esas latitudes o regresaban para ayudar con su talento al progreso y desarrollo del país. Era una cuestión de decisión personal. La gente salía y entraba nuevamente a la patria por las razones que fueran, pero nunca constreñida u obligada.
Hay quienes ven dolorosamente, partir a sus hijos hacia otros confines, pero lo más importante es que a pesar de la rabia que sienten por el éxodo de esos pedazos de su ser, saben que estarán a salvo porque abandonan una nación donde la vida de los ciudadanos nada vale.
Pero así como sufren los padres que quedan huérfanos de sus hijos porque saben que lo más probable sea un adiós sin retorno, también los que se van, esas grandes legiones de jóvenes defraudados por esta porquería de revolución, sufren el dolor de la distancia,. El trauma migratorio, porque hay que ver… “¡Madre, cómo son ácidas las uvas de la ausencia!”.
Este maldito régimen, como todos los gobiernos de signo totalitario, ha acabado con la familia como institución determinante de la vida de Venezuela. Por eso, quienes sobrevivimos acá, en medio de las peores penurias, sin los derechos constitucionales de la salud y la alimentación, tenemos que seguirle echando bolas para liberarnos de este mal gobierno. Venezuela es de los venezolanos.