Los Petrorinocos y la nevera

Fue en la noche de un martes que me llamó la secretaria de Rafael Botaro, para decirme que ya habían publicado la primera lista de los benditos bonos

Demás está decirle que soy profesor jubilado y que he esperado el pago de los intereses de prestaciones por ocho laaargos años. El Gobierno decide pagar lo que entonces se llamaba “la Isla de la Fantasía” cuando se cerciora que somos un país inmensamente rico y por supuesto si le damos a Cuba 120 mil barriles de petróleo, 50 mil a Nicaragua, 25 mil a Jamaica y otro tanto a todos los países de Petrocaribe, porqué no zanjar la deuda con estos profesores que bastante joden y sufren diciéndoles a sus hijos: “mi amor, cuando me paguen los Petrorinocos te doy los zapatos que me estás pidiendo, oíste, mi cielo”.

Fue en la noche de un martes que me llamó la secretaria de Rafael Botaro, para decirme que ya habían publicado la primera lista de los benditos bonos y que averiguara si estaba en ella.

Carajo, no pude dormir, me paré para ir al al baño como siete veces con una infrecuente diarrea y micciones de torrentes increíbles (los nervios me dan por eso), hice mentalmente una larga lista de lo que iba a comprar: un carro marca Toyota Camry, solté la carcajada en medio de la noche diciéndome: profesor titular y jubilado que se respete no puede tener un carro menor, le doy a mis hijas la cuota inicial de un apartamentico de dos habitaciones y si me sobra me compro tres sacos para ir al programa de TV, inclusive unas corbaticas, pues ya me estaba arrechando que la gente me confunda con un militante de Causa R.

Les confieso que al levantarme abrí el internet y allí estaba la página Opsu / Petrorinocos y busqué, recordé a mi abuela materna cuando buscaba en la lista de la Lotería del Zulia, para ver si estaba premiado el quintico que había comprado el día antes; sufrí una terrible frustración pues de la cédula de identidad número 4.740.234 saltó al número 4.965.473, obviamente la mía no estaba.

Así salieron la 2, 3, 4, 5, 6 y 7, cuando salió la 8 ya había cambiado el Camry por un Signo, la cuota inicial del apartamentico por 20 mil bolívares a cada una, taché los tres sacos y pensé pedirle a Rojas, prestadas algunas de sus corbatas para acabar con la jodedera de algunos envidiosos, que me enviaban al programa de TV mensajes diciéndome que yo no usaba corbata porque era de la Causa R.

Durante cuatro años me olvidé de los jodidos Petrorinocos hasta que los volvieron a reactivar y una cantidad de profesores amigos y contemporáneos conmigo en términos de jubilación, salieron en la lista y volví hacerme ilusiones, por supuesto en la nueva lista me dije voy a comprarme una nevera de dos puertas, fabricador de hielo en cubito, dispensador de agua filtrada con gavetas amplias, para verduras y congelador grande, suspiré, aunque tuve que eliminar el carro Signo, y los 20 mil bolívares para cada una de mis hijas, pues investigando el mercado de electrodomésticos y una rápida incursión por la Mitsubishi me cercioro que las cuentas no me daban.

Han salido 36 listas, creo que es posible que cobre los benditos bonos, pero ahora me entero que la nevera que pensaba comprar cuesta mas de un millón y medio de bolívares de los de Cabezas (es decir de los fuertes). 

Yo en verdad, no sé si los voy a cobrar en esta oportunidad, pero, por si acaso voy a eliminar el congelador tipo freezer, el dispensador de agua filtrada y el fabricador de hielo en cubitos y la voy a pedir con una sola gaveta para verduras, lo que me sobre creo que me alcanzará para comprar algunas verduras.

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