Los tropiezos de Brasil y sus repercuciones

Sectores políticos brasileños critican la injerencia de gobiernos como los de Venezuela y Bolivia, tildando como “golpe de Estado” a una actuación contemplada por la Constitución

El gigante brasileño, que durante varias décadas aparecía como un modelo de crecimiento y desarrollo que atrajo  grandes inversiones internacionales, se tambalea. Parecen hoy lejanas las expectativas que ubicaban al Gobierno bandeirante como un vocero privilegiado de las naciones más poderosas del sur, reunidas en torno al BRIC (Brasil, Rusia, India, China y África del Sur). 

El tropiezo de nuestro vecino, ha llevado al predecesor de la presidenta Dilma Rousseff, el dirigente Ignacio Lula da Silva a afirmar recientemente ante la dirección nacional del partido de los trabajadores que es  “humanamente imposible gobernar a un país sumido en una grave crisis económica y política” en el que aparecen signos preocupantes de desempleo, devaluación, inflación y cierre de empresas.

A esta grave situación reconocida por el propio expresidente Lula, habría que sumarle la profunda crisis ética, caracterizada por una corrupción general, en la que aparecen tanto empresas públicas como Petrobrás, Bandes, Vale do Río Doce, como también empresas del sector privado como Odebrecht, donde cada día aparecen nuevos escándalos como los del “mensalao, lavajato” y Petrobrás, que han colmado gracias a un sistema de “propinas”  a premiar con una riqueza indebida a los “revolucionarios” inspirados en las propuestas del Foro de Sao Paulo y de otros partidos, muchos de los cuales están purgando sus penas en las cárceles del país.

Mientras la imagen de la Presidenta se deteriora aceleradamente, cada vez resulta mayor el riesgo de que el TSJ y el Parlamento, invoquen la cláusula del “impeachment”, que es el mismo procedimiento que se utilizó para juzgar al expresidente Fernando Collor de Melo, y que se aplicó en varios otros países, entre ellos en la propia Venezuela, en el caso de Carlos Andrés Pérez. Es por ello, que sectores políticos brasileños critican la injerencia de gobiernos como los de Venezuela y Bolivia, tildando como  “golpe de Estado” a una actuación contemplada por la Constitución.

El expresidente Fernando Henrique Cardoso -artífice del milagro económico brasileño- considera que la salida más acertada sería que la presidenta Rousseff renuncie a su cargo, para evitarle los inconvenientes de un juicio político que agravaría aún más, su ya deteriorada imagen. 

El desgaste que sacude a Brasil se repite en el resto de América Latina que comienza a cambiar hacia opciones democráticas alejadas del populismo autoritario, tal como lo muestran las recientes elecciones de Argentina, que ponen fin a la era del kirchnerismo. El desplome de modelos similares, marca el péndulo en una vía distinta que conduce al colapso de regímenes que en vez de cumplir con sus promesas dirigidas hacia los sectores más pobres, han hundido a la población de sus respectivos países a una peor calidad de vida, además de destruir los logros de una época de bonanza.

Visited 5 times, 1 visit(s) today