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En medio de un contexto plagado por el hambre, escasez de medicinas, imposibilidades para adquirirlas y crisis en los servicios públicos, los venezolanos escogieron a los alcaldes y alcaldesas que regirán los destinos de su localidad durante los próximos cuatro años. Las disparidades, antes de que fuese celebrada la elección, fueron marcadas. Tras el 10 de diciembre, las brechas de género en las alcaldías se consumaron.
Más allá del debate que tiende a centrarse en la tendencia política de las autoridades electas, surge la incógnita sobre el papel que ocupan las mujeres en este contexto. En el ámbito nacional, las capitales de los estados, según datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), estarán encabezadas, en su mayoría, por hombres. Solo seis de 24 quedaron en manos de alcaldesas. Esa tendencia, apenas registro una leve mejoría en comparación con el año 2013 cuando se escogieron cinco.
Lo resultados del domingo, desentrañaron que las damas son relegadas al momento de ocupar cargos de poder y carecen de la plena confianza de grupos políticos, económicos y de la sociedad. En las grandes ciudades: Maracaibo, Valencia, San Cristóbal, Barquisimeto y Ciudad Bolívar, las mujeres quedaron en segundo plano. Solo en Distrito Capital, Miranda, Apure, Barinas, Guárico y Delta Amacuro, dieron un golpe sobre la mesa.
Disparidad zuliana
Al repasar los nombres de los alcaldes electos a lo largo y ancho del territorio nacional, las disparidades entre hombres y mujeres aumentan alcaldía tras alcaldía. De 90 autoridades recién electas, escogidas aleatoriamente, 70 son masculinas, 20 femeninas. Una brecha de 56 por ciento. Poco o nada cambio en el Zulia. De 21 ayuntamientos, los hombres fueron elegidos para dirigir 17, las damas cuatro.
Jorge Villasmil, politólogo e historiador, señala que en la política continúa imperando una concepción machista. “Para muchos no es usual ver que una mujer se postula a cargos de elección popular pero tienen las mismas capacidades que los hombres. En una sociedad deben existir igualdades de oportunidades y justicia para que ellas también se empoderen. Hay muchos estereotipos internalizados. Lo importante es que ellas quieran participar y que las leyes no las obliguen”.
Los especialistas coinciden que los resultados son un reflejo de la sociedad y una forma muy arraigada de hacer política en el país, lo que mantienen a las mujeres en posiciones intermedias a pesar de su liderazgo comunitario y constante trabajo. Estefanía Mendoza, Coordinadora de Planificación de la ONG Mulier, resalta que la cara visible, el candidato, siempre termina siendo hombre y si la balanza continua amañada a su favor por los estereotipos que gobiernan la sociedad venezolana, “no podemos esperar que las mujeres estén en el poder”.
Iniciativas que empoderan
Venezuela está por debajo del nivel regional de participación política femenina, con todas las consecuencias negativas que implica para el desarrollo del país. “La muestra contundente del rechazo de la población a las alternativas políticas existentes, deben servirnos para construir opciones y liderazgos más inclusivos. Que permitan representaciones más amplias para comprender los intereses y necesidades de la población”, explica Mendoza.
Los venezolanos, sumidos en una crisis política, social y económica sin precedentes, “tienen la oportunidad de dar un paso y transformar la realidad, renovando liderazgos y aceptando que las mujeres asuman el poder”. Son resolutivas, están comprometidas y preparadas. “Sirven para más que para ser primera dama”.