Pence,
El periplo es cuidadosamente bien estudiado, así como el evitar emitir declaraciones dispersas. Las evasivas de antaño se dejaron de lado y ahora hay una misión determinante e ineludible, de cuyo resultado no sólo depende la libertad de una nación secuestrada por un sistema abominable, sino ya parte de la comprensión oportuna del peligro hemisférico si no se detiene de una vez, esta juerga política de malhechores y las atrocidades a la moral ocurridas en Venezuela.
Precisamente, después del mensaje inquietante emitido en estos días por el presidente de los EEUU, Donald Trump, en el cual no descartaba un operativo militar en nuestro país para restablecer la democracia venezolana. La semana pasada, Pence visitó a varios mandatarios sudamericanos, para dialogar sobre la situación venezolana, emitiendo tanto en Bogotá como en Argentina, unas declaraciones fulgurantes y precisas, que dejaban claro que EEUU no se quedaría de brazos cruzados frente a lo que sucede en la patria de Bolívar.
El director de la CIA, Mike Pompeo, no escatimó en alegatos respecto a su visión de los próximos acontecimientos, para afirmar con la solidez de un estratega convencido de una realidad extrema, que la presencia en Venezuela de cubanos, agentes rusos, iraníes y terroristas del Hezbollah pone en un riesgo supremo a los EEUU, calificando igualmente y sin una pizca de duda, al régimen de Maduro como una dictadura.
Bajo esa premisa parte el sorpresivo viaje del segundo al mando en la Casa Blanca. En su reciente reunión con la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, Pence señaló sin mayores aspavientos: “Esperamos que Chile, Brasil, México y Perú se unan a nosotros, rompiendo todos sus lazos diplomáticos y comerciales con Corea del Norte”, acuñando de igual manera, que la región percibe “la tiranía y la tragedia en Venezuela”, donde la gente “sufre y muere”. Venezuela sufre de la incurable enfermedad del hambre, propiciada por la acumulación de los gérmenes del socialismo, que las tropas norteamericanas están dispuestas a combatir sin escatimar esfuerzos.
Al momento de anunciar ejercicios militares para prepararse de forma férrea ante una intromisión norteamericana, Maduro dijo: “Para ver cómo le queda el ojo al imperialismo”. No sé si los representantes de la nación con el armamento más terrorífico del mundo tengan unas gafas que les impida verle los ojos, pero posiblemente se les vislumbre el esbozo de una sonrisa, casi como preludio de una sonora carcajada.