Era la tercera vez que Lula acudía a la sede del Tribunal Superior Electoral (TSE) para ser confirmado como presidente electo de Brasil
Con una profunda emoción que le llevó a las lágrimas, el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva reivindicó este lunes el valor de la democracia frente al “autoritarismo”, al recibir el diploma que le certifica como ganador de las elecciones en una ceremonia en Brasilia.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT), que será investido el 1 de enero, también arremetió contra “el desmonte” de las políticas públicas y el “legado perverso” que deja el gobierno de Jair Bolsonaro, al que derrotó el 30 de octubre en las urnas.
Era la tercera vez que Lula acudía a la sede del Tribunal Superior Electoral (TSE) para ser confirmado como presidente electo de Brasil.
Lo hizo en 2002, 2006 y este año ha vuelto tras un bronco proceso electoral que se definió por menos de dos puntos a su favor.
“Este diploma no es un diploma de Lula presidente, es del pueblo brasileño, que reconquistó el derecho de vivir en democracia en este país”, afirmó el dirigente progresista de 77 años durante su pronunciamiento.
Llanto
Segundos después, Lula rompía a llorar cuando recordó que en 2002, al recoger ese diploma por primera vez, destacó “la osadía” del pueblo brasileño al elegirle, pese a las “tantas veces” que ha sido “cuestionado por no tener un diploma universitario”.
El público le respondió con un sonoro aplauso, entre gritos de “Olé, olé, olé, olá, Lula, Lula” de una parte de los cerca de 300 invitados que asistieron a este trámite que realiza la Justicia electoral desde 1951, a excepción de los años de la dictadura militar (1964-1985).
“Quiero pedir disculpas por la emoción”, pero, “después de lo que pasé en estos últimos años, estar aquí ahora es la prueba de que Dios existe y de la grandeza del pueblo”, dijo con la voz entrecortada, al hacer alusión a los 580 días que pasó en prisión por condenas por corrupción que luego fueron anuladas por la Corte Suprema.
El acto de hoy, en el que se proclamó de forma oficial el resultado de los comicios, que ganó Lula por un 50,9 % de los votos, frente al 49,1 % que obtuvo Bolsonaro, deja la vía libre para la realización de la investidura, que será el 1 de enero.
Democracia
Lula, trajeado y con corbata, centró su discurso en defender, de forma acérrima, la democracia, que, según él, “pocas veces en la historia reciente del país estuvo tan amenazada” como ahora por el “autoritarismo”.
En este contexto, destacó el “coraje” de la Corte Suprema y el TSE por “enfrentar toda suerte de ofensas, amenazas y agresiones”, por parte de los grupos de extrema derecha que apoyan a Bolsonaro, y “hacer valer la soberanía popular”.
Esos grupos se han manifestado desde la celebración de las elecciones e incluso han acampado a las puertas de los cuarteles para exigir a las Fuerzas Armadas un golpe de Estado que impida a Lula asumir el poder.
También han llevado sus proclamas golpistas a la residencia oficial de Bolsonaro, quien sigue sin felicitar a Lula, ni reconocer abiertamente su derrota, con una agenda pública casi inexistente desde entonces.
El antiguo sindicalista también denunció “el gobierno de destrucción nacional” que encabeza Bolsonaro y su “legado perverso” después de cuatro de años de “desmantelamiento” de las políticas públicas y “ataques a las instituciones democráticas” a través de redes “envenenadas” de desinformación.
“Nuestra misión es fortalecer la democracia” e ir más allá de su significado “en el diccionario” para garantizar “alimentación de calidad, empleo, salud, educación, seguridad y vivienda”, aseveró.
Corte electoral
Por su parte, el presidente del TSE, el juez Alexandre de Moraes, insistió una vez más en que, frente a las sospechas infundadas de Bolsonaro, “jamás hubo fraude en las elecciones realizadas por medio de las urnas electrónicas”, que Brasil utiliza desde 1996.
También afirmó que la Justicia electoral se preparó para “garantizar transparencia” y “combatir” eficazmente los “cobardes” ataques al estado de derecho y a los miembros del Poder Judicial.
“Esta ceremonia certifica la victoria plena e incontestable de la democracia contra los ataques antidemocráticos, la desinformación y el discurso de odio proferido por diversos grupos que, una vez identificados, serán responsabilizados”, apuntó De Moraes.
A la ceremonia acudieron los miembros de la cúpula judicial, los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, Arthur Lira y Rodrigo Pacheco, así como los exgobernantes Dilma Rousseff (2011-2016) y José Sarney (1985-1990), entre otras autoridades.
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