Maduro, que hasta el último momento mantuvo en el aire su asistencia a la Asamblea General de Naciones Unidas, viajó finalmente a Nueva York para defenderse de la creciente presión internacional en su contra
El presidente de la República, Nicolás Maduro, denunció este miércoles ante la ONU la “agresión” de Estados Unidos contra su país, pero se mostró dispuesto a reunirse y dialogar con su homólogo Donald Trump.
“Venezuela viene a decir su verdad. Traigo la verdad de un pueblo luchador, heroico, revolucionario”, dijo Maduro en el inicio de un discurso de unos 45 minutos, en el que insistió en que la crisis en Venezuela es consecuencia de los ataques de EE.UU.
“Se ha construido a nivel mediático un expediente contra nuestro país para pretender una crisis humanitaria, que utilice los conceptos de Naciones Unidas para una intervención por una coalición de países encabezada por Estados Unidos y con el apoyo de sus Gobiernos satélite”, afirmó.
Maduro insistió en que Washington está usando “el mismo esquema de las armas de destrucción masiva en Irak”.
Sus palabras llegaron después de que Trump insistiese, también desde la ONU, en que “todas las opciones” siguen sobre la mesa con respecto a Venezuela, en una clara referencia a la vía militar.
El mandatario estadounidense, en todo caso, se mostró abierto a reunirse con Maduro “si eso ayudaba a Venezuela”.
El presidente de Venezuela recogió el guante en su intervención ante la Asamblea, mostrándose dispuesto a hablar “con la agenda abierta y todos los temas que quiera hablar el Gobierno de EE.UU. con franqueza, con sinceridad”.
“Pues yo le digo, yo le ratifico desde esta tribuna, a pesar de las inmensas diferencias históricas, inmensas diferencias ideológicas (…), estaría dispuesto a estrechar la mano del presidente de EE.UU y a sentarme a dialogar sobre los asuntos de las diferencias bilaterales y los asuntos de la región”, señaló.
Maduro abordó además el atentado con drones que sufrió a principios de agosto y demandó a la ONU una “investigación independiente”, con el nombramiento de un “delegado especial” que se encargue de ella.
“Venezuela está abierta. Están abiertas las puertas de nuestro país, de nuestro sistema de Justicia, para establecer las responsabilidades directas de esta agresión”, aseguró.
Maduro reiteró su acusación de que el ataque “se planificó desde territorio de Estados Unidos” y dijo que ha transmitido a Washington el “nombre” de los “autores intelectuales, financistas y planificadores” del mismo.
Además, dijo que las investigaciones apuntan a que los responsables materiales fueron “preparados durante meses en territorio colombiano” con el apoyo de las autoridades del país.
Reiteró también que supuestamente algunos funcionarios de las embajadas de Colombia, Chile y México habrían estado dispuestos a facilitar la fuga de los involucrados en el atentado.
Precisamente Colombia y Chile fueron dos de los seis países americanos que remitieron a la fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) una petición para que investigue supuestos crímenes de lesa humanidad en Venezuela.
Junto a ellos, Argentina, Paraguay, Perú y Canadá sellaron también la misiva, que lleva la firma de los líderes, y que va acompañada de informes elaborados por expertos internacionales que documentan entre otras cosas ejecuciones extrajudiciales, torturas y detenciones arbitrarias.
El movimiento, sin precedentes desde la creación de la Corte, busca aumentar la presión internacional sobre el Gobierno de Maduro.
La Fiscalía de la CPI ya comenzó, por iniciativa propia, un examen preliminar a Venezuela el pasado febrero, un paso previo a la eventual apertura de una investigación formal.