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Los últimos acontecimientos nos permiten concluir que el presidente Maduro, ha entrado en una fase de ejercicio dictatorial de su mandato, degeneración que es observable hasta por los más desprevenidos.
Claro está que la ilegal actuación del Presidente tiene su origen en la percepción que tiene de que su magistratura, cumplida la mitad de su mandato, de seis años, se encuentra lesionada ante los venezolanos que mayoritariamente (90 por ciento) lo responsabiliza de la catástrofe que afecta a la nación.
Pero la grandeza de los hombres públicos que tienen muy bien internalizado el sentido de la trascendencia del ser humano, firmemente persuadidos de sus convicciones libertarias y progresistas, reside en que tienen que saber comprender que la dignidad de un político bien centrado está en admitir o aceptar los designios del pueblo. Lamentablemente, Maduro está muy lejos de ostentar estas cualidades inmanentes a los hombres con magnificencia. Para mí, lo digo con todo convencimiento, no posee estas condiciones. No tiene entidad.
Maduro ha utilizado al Tribunal Supremo de Justicia para desconocer o ningunear a la Asamblea Nacional para que declare inconstitucional un grupo de numerosas leyes en beneficio de los venezolanos, pero con la intención de hacer notar que de nada sirvió la decisión del pueblo venezolano de votar por un nuevo Parlamento.
Maduro ha violado la Constitución al sacar, como un mago de su chistera, un decreto de emergencia económica solamente con la intención de escurrir su exclusiva responsabilidad del desastre que vive la nación entera a causa de las malas políticas de su gobierno, el cual debía ser aprobado o rechazado por la AN, como reza la Constitución. Sin embargo instruyó al Poder Judicial para saltarse la Constitución.
Maduro, presentó la prórroga del decreto de emergencia transcurridos dos meses de la aplicación del mismo.
El artículo 338, dice claramente en uno de sus párrafos, que “la aprobación de la prórroga de los estados de excepción corresponde a la Asamblea Nacional…”. Recientemente, fue más allá y declara una nueva prórroga adicionada con el estado de excepción de lo cual se deduce fácilmente que no se trata de resolver problemas económicos porque en cuatro meses de emergencia económica la inflación se quintuplicó y la escasez aumentó a paso de vencedores, sino para colocar más alambradas al camino del revocatorio, mecanismo constitucional que al producirse lo sacará en bomba de la presidencia de la República porque ese es el deseo mayoritario e irreversible del pueblo venezolano.