¿Qué
Fidel Castro, el retirado dictador caribeño quien se negó a celebrar comicios en su país, lo dijo una vez: las elecciones se hacen para ganarse. Y esa máxima pone en evidencia los múltiples “modus operandi” del chavismo madurismo para contrarrestar la avalancha de votos que cada día pierden por los desastres evidentes de este desgobierno.
Sabemos del exorbitante gasto propagandístico proveniente de nuestro erario. La presión y persecución a funcionarios para que voten por los candidatos del Psuv. Los excesos del Plan República. El uso de vehículos de Pdvsa, Corpoelec y demás empresas del Estado para transportar votantes. El abuso y censura a medios de comunicación, incluyendo las cadenas presidenciales para promover candidaturas. La injerencia internacional de agentes no calificados en el proceso comicial. Todo esto constituye un cóctel de perversiones con el fin de intentar torcer la voluntad popular.
Grave es que ahora el CNE y el Gobierno se nieguen a que observadores internacionales calificados puedan evaluar las elecciones del 6-D. El pasado 10 de julio el secretario general de la OEA, Luis Almagro, ratificó en su cuenta en Twitter la disposición del organismo que dirige a brindar la observación electoral, dirigiéndose directamente a la rectora del CNE Tibisay Lucena.
Como respuesta Maduro hizo lo contrario a lo que hacen los gobiernos que no temen el escrutinio internacional: arremetió contra la OEA, de la que dijo “no sirve para nada” y contra Almagro, a quien no mencionó abiertamente, al decir que en la Secretaría General de la Organización “hay un maleficio” que convierte a esa instancia en “una guarida de conspiración contra los procesos progresistas nobles, revolucionarios y auténticamente populares”.
Rubén Perina, exjefe de la Misión de Observación Electoral de la OEA en Venezuela de 2000 a 2005 escribió en el diario El País de España el artículo: “¿Observación electoral en Venezuela?”, donde explica que “sin observadores calificados de la OEA y UE, la convocatoria electoral del CNE chavista para el 6-D no cumple con las exigencias internacionales para garantizar elecciones transparentes, justas, libres y ajustadas a la ley”. Allí además afirma, que Unasur “no tiene la imparcialidad, trayectoria, ni la capacidad técnica para organizar una observación adecuada y efectiva”.
Desde 1962 la OEA ha desplegado más de 200 misiones de observación electoral en 27 países del continente y el resultado ha sido el mejoramiento del sistema electoral. Igual la UE. Un ejemplo reciente fue la aprobación de Haití para permitir que la OEA observe activamente las elecciones Presidenciales, Legislativas, Municipales y Locales allí este año. ¿Por qué aquí no?
La respuesta es que al régimen le aterra quedar en evidencia ante el mundo por sus desafueros electorales, por la intimidación a los votantes, por la trampa del voto asistido, por el uso de bienes del Estado para beneficio del Psuv, la violencia de los colectivos, y miles de tropelías más que aún así no van a poder ocultar.