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Luego de escuchar el largo y vacío discurso del presidente Maduro el 15 de enero en el nuevo Parlamento nacional, uno concluye que nuestro mandatario vive en Suiza. Ni una sola mención al gravísimo tema de la inseguridad en el país que ha convertido a este flagelo en la principal causa de mortalidad entre los venezolanos. Solamente Honduras, nos gana. “Venezuela fue ubicado como el segundo país más violento del mundo, al tener una tasa de homicidios de 53,7 por cada 100 mil habitantes, según un informe elaborado por la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito”.
La “Desmemoria y Cuentos” no solo transcurrió heterodoxa, muy distante de la majestad de la ocasión, sino con el mismo espíritu ligero e irresponsable de su antecesor, el cual queriendo imitar a Fidel, hacía comparecer al país entero a unas peroratas que duraban casi las 10 horas para vanagloria propia y desgracia de los dirigidos: la ciudadanía espectadora y víctima.
“El país nos está exigiendo avances y resultados inmediatos, porque mientras Maduro dice barbaridades, Venezuela pasa hambre y se muere de mengua”, sostiene María Corina Machado. Maduro para nada fue autocrítico y jamás planteó una rectificación de las mismas políticas que nos han traído a este desastre actual. Al contrario, dejó entrever que la crisis se seguirá profundizando con el tan temido anuncio del aumento de la gasolina y la brutal caída de los precios petroleros en los mercados mundiales.
El decreto de emergencia económica es una nueva Ley Habilitante para seguir socavando las funciones que la ley le atribuye al Parlamento surgido el 6-D. El “nuevo” tren ministerial son los mismos rostros de siempre, solo que rotados, más el agregado de una mayor burocracia, es decir, se profundizará la incapacidad gubernamental.
El tiempo de los ciudadanos es ya, el ahora, no es el mismo de los políticos. No tenemos la capacidad ni la paciencia de seguir esperando una rectificación política-económica que no existe. Nuestros salarios son devorados por el alto costo de la vida, y de paso, hay la escasez de todo, sobre todo, de los tan vitales medicamentos y alimentos. El chavismo tuvo su momento histórico para hacer del país un mundo mejor. Perdieron esa oportunidad de oro y hoy deben apartarse para dar paso a otros venezolanos mucho más capaces y patriotas que ellos.