
El
Es delgado y de estatura promedio. Calmado, pero enérgico al saludar. Su rostro lo cubre una máscara verde que usa para mantenerlo en el anonimato, es su alter ego, y con él busca el realce de la obra y no del artista. Con paciencia se sienta en el piso, ve alrededor los potes de pinturas que tiene y devuelve sus ojos a la pared. Contornea con cinta adhesiva las líneas de su boceto, toma un rodillo pequeño tiñéndolo de azul cobalto y, trazo, tras trazo, va llenando de color los vacíos de ese gran lienzo de concreto, que se transformará en su próxima obra Espacio Habitable.
Desde hace 12 años decidió transformar la cara de su ciudad natal: Caracas, con Destellos de Color. Desde sus estudios de arquitectura fue desarrollando un “sentir por la ciudad”, pero ese sentimiento no se podía plasmar en edificios que se hicieran de un día a otro, por ello buscó exteriorizar ese imaginario interno plasmándolo en detalles que rompieran la monotonía y el gris de la urbe, trasfigurando la realidad con dos herramientas que no abandona: el arte y el color.
Desde sus comienzos en 2004 hasta la actualidad, las calcomanías, póster, esténcil y murales, son los medios de desahogo para sensibilizar al transeúnte. Por medio de su abstraccionismo de color y el figuratismo crítico este joven creador busca un avivar de la consciencia de quien vea su trabajo con temas como el medioambiente y el maltrato o violencia. “No voy a cambiar el mundo, pero sí despertar inquietudes”, comenta con voz firme.
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Fiesta del Arte
Flix llegó a Maracaibo para habitar en la sala cuatro del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia (Maczul), un espacio de más de 349.30 metros cuadrados y así proyectar a los zulianos su forma de ver el mundo, sin duda alguna, un universo lleno de líneas, figuras geométricas y objetos comunes. “Fue un reto, porque nunca había expuesto en un espacio de esa magnitud. Quise jugar con el espacio enorme para que la persona interactúe con la obra a medida que vaya recorriendo la sala”, expresa el artista mientras ve cómo la pulcritud del blanco se ve atestado poco a poco con su obra.
Mostrar su trabajo en el museo, durante la actividad denominada La Fiesta del Arte, donde se exhibieron más de cinco exposiciones en simultáneo, lo ve como una oportunidad de reivindicar el trabajo de calle. La exposición busca “transgredir otros espacios” para darle valor al trabajo callejero puesto que: “Muchas personas piensan que por estar en la calle no tiene valor”. Su muestra y su arte no se quedarán solo en el museo, ya el artista está en conversaciones para intervenir algunas áreas de la ciudad, siempre buscando el sensibilizar al marabino común y convertir la calle en una gran sala de exposición.