El Teatro Baralt y el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez ofrecen alternativas para celebrar las tablas en el país
El 28 de junio del año 1600 se realizó la primera solicitud para presentar un espectáculo teatral en Venezuela, ésta quedó registrada en el acta del Cabildo de Caracas donde posteriormente se presentó una comedia, dando de esta manera el inicio formal de las actividades teatrales en el país. Es por ello que todos los 28 de junio se celebra el Día Nacional del Teatro, con el propósito de reconocer el arte de las tablas y sus protagonistas que entregan todo su ser a la sublime labor de construir el mundo, sus pasiones, sus vivencias, lo bueno, lo malo, lo hermoso de este arte.
Para conmemorar esta fecha, las casas culturales de región han preparado una agenda especial para el público zuliano. Dos muestras teatrales ofrecerá la Escuela de Teatro Inés Laredo, adscrita a la Secretaría de Cultura del estado Zulia, este jueves en el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez, a las 4.30 de la tarde. A cargo de los alumnos del nivel vespertino estará el ejercicio teatral Presencias donde, a través del lenguaje corporal, invitarán a reflexionar sobre los sentimientos y sensaciones por los que atraviesan los jóvenes al pasar de la niñez a la pubertad y que solo pueden ser superados por la fortaleza de los valores.
La obra Casandra Toca mi Puerta, basada en la mitología grieta, como muestra final del curso sabatino de la Escuela de Teatro Inés Laredo, presentará a los personajes Coro, Corifeo, Casandra, Apolo, Pitio, Príamo, Pitón y al público, que participará activamente para proponer un final a esta historia, que transcurre en una Escuela de Teatro donde los estudiantes ensayan la obra.
Más teatro
El Teatro Baralt, por su parte, invita a ver a Daga Teatro y Acción Creativa con las obras Esperando a Godot, Éter y La Cantante Calva, a partir de las 3.30 de la tarde, con entrada gratuita.
Esperando a Godot, es una obra de la autoría del premio Nobel de literatura Samuel Beckett y puesta sumida en la violencia de la Segunda Guerra Mundial y el desasosiego humano se expresa en la escena. Mientras que Éter muestra aspectos absurdos de la dinámica de pareja, es cómica y ligera pero al mismo tiempo profunda en contenido. El absurdo le da comedia y picardía a la pieza, manteniendo un tono ligero, pero sin dejar de plantear cuestionamientos profundos existenciales en sus diálogos. Finalmente, La Cantante Calva reproduce la pérdida de la calidad de vida, a través de dos personajes despojados de comodidades, con abundancia de limitantes y entre la miseria, se enfrentan a la infelicidad, disfrazada de incoherencia.