Varios
Hace cinco meses se fue la conexión. Terminaba el mes de septiembre cuando de repente la familia López quedo desconectada. Al día siguiente, lo que pensaban que era una falla temporal, terminó por convertirse en un problema. Una etapa completa de la urbanización donde habitan en el municipio San Francisco, sufrió los desmanes del hampa que se llevó consigo los cables de Internet.
El reclamo a la CANTV fue masivo y su respuesta poco alentadora. La operadora aseguró que cuando mucho en febrero solucionarían el problema. Hasta los momentos, quienes intentan saber el estado de su solicitud, solo alcanzan a escuchar “tienen que esperar”. A expensas de una respuesta que parece nunca llegará, los vecinos se han visto en la necesidad de pagarle a “gestores” de la CANTV que en un santiamén restablecen el servicio.
Desfachatez
Con uniforme, camionetas oficiales, implementos, equipos y material de la empresa, estos “marañeros” llegan a las comunidades y negocios en plan de héroes. Según un trabajador, que prefirió el anonimato, sus servicios varían de precios dependiendo el sector, lugar, persona y cantidad. En una residencia podrían alcanzar los 10 mil bolívares mientras en un negocio 20 mil bolívares.
El hurto del cableado es bien planificado. La estrategia consiste en cortarlos en lugares estratégicos que dejen sin el servicio a una gran cantidad de personas. Un solo cable puede tener hasta 300 líneas. Los sectores más afectados son aquellos que cuentan con comercios que, debido a la necesidad de tener activos sus puntos de venta, se ven obligados a reinstalar el servicio inmediatamente.
El colmo
Poder restablecerlo pasa por manos calificadas. Es necesario contar con un aparato especial de la CANTV que estos “trabajadores” conectan al punto que da Internet, ubicado en la casa para conocer el número de línea, y luego al punto ubicado en el postal que les permite identificar el mismo número para luego proceder a “pegarlo”.
Debido a los frecuentes hurtos y pagos de las marañas, vecinos de sectores en Maracaibo y San Francisco han intentado colocar tubos a los cables o cámaras de seguridad en los postes. Un vecino, bajo anonimato, aseguró a este rotativo que las mismas personas de la CANTV que reinstalaron su servicio, ofrecen colocar cámaras de seguridad e incluso organizan reuniones con las comunidades para regatear los precios.
IMAGABLE
Afectados comentan que no pueden dejar de pagar el servicio aún así no lo disfruten, ya que si transcurren tres meses de morosidad la empresa lo elimina. Los destinos de los cables son varios, desde quemarlos y vender el cobre a las chatarreras a terminar en manos de algunos trabajadores de las CANTV que mantienen vivo la maraña de los cables.