Pacientes
Irene Lucena tiene 19 años y padece por cáncer de tiroides. Fue intervenida por primera vez hace siete meses y por no tener la cápsula de yodo 131 para combatir la enfermedad, la sometieron a otra operación el 5 de junio. Tiene siete meses esperando el medicamento y está obligada a pagar 380 dólares a la empresa que importa los insumos, más un millón 200 mil por la nacionalización y 100 mil bolívares por los honorarios de la clínica.
Irene contó que su mamá y sus familiares “mueven cielo y tierra” para conseguir el dinero. Agradeció tener parientes en otros países porque la ayudaran a costear los gastos del medicamento. Comentó con esperanza que espera que el yodo 131 acabe con la enfermedad.
Lina Castro sufre por cáncer de riñón y tiene seis meses esperando por los insumos para realizarse un examen. Su hija comentó que viene desde Falcón porque en su estado no hay centros de medicina nuclear, agregó que la escasez obligó a su mamá a realizarse las radioterapias sin los estudios necesarios.
Katy Martínez padece de cáncer de mama y tiene un mes esperando por los reactivos para seguir el tratamiento. Su hija contó que debían gastar un “bojote de dinero” para comprarlo.
Al ojo por ciento
El medicamento que tanto inquieta a los pacientes oncológicos se denomina radiofármaco, es un compuesto especial que se emplea, no solo para el tratamiento de algunos tipos de cáncer, como el de tiroides y riñón, sino que es imprescindible para realizar seguimientos y diagnósticos a través de la medicina nuclear.
Hebert Medrano, miembro de la Sociedad Venezolana de Medicina Nuclear, destacó la importancia de este fármaco y explicó que al oncólogo, si ya tiene el diagnóstico de cáncer, le interesa ver si se ramificó o no, y si ya tenía ramificaciones ver si desapareció o no con el tratamiento.
Comentó que si hay un paciente con un problema de riñón, el urólogo debe verificar la funcionalidad. La medicina nuclear le dice el porcentaje de funcionalismo que tiene el riñón. Le explica cómo llega la sangre y le dice si el órgano está obstruido o no.
Los médicos oncólogos requieren “obligatoriamente” de estos estudios. Medrano afirmó que en el protocolo de cáncer es imprescindible porque indica el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento que debe seguir el paciente. Agregó que los médicos actuales están obligados a trabajar al ojo por ciento. Comentó que esto es peligroso porque puede ocasionar la muerte a los enfermos.
Inoperativos
La Sociedad Venezolana de Medicina Nuclear emitió un comunicado donde reclamó que en el 2016 solo trabajaron seis semanas, lo que representa 15 por ciento de operatividad. Explicaron que la única empresa que importa estos insumos a centros privados está en espera de la aprobación de los dólares preferenciales. El año pasado solo se liquidó el cinco por ciento de la deuda con los proveedores extranjeros.
La sociedad comunicó que están ante la desaparición de la medicina nuclear en Venezuela. Existe un convenio Cuba-Venezuela para la importación de material radiactivo, pero esto solo abastece a la red pública que da respuesta al 33 % de la población.
Pocos consultorios
Medrano criticó que en lo que va de año solo trabajaron una semana la Clínica El Ávila, el Centro Médico de La Trinidad, La Floresta y la clínica Sagrada Familia, porque compraron el generador en dos mil 500 dólares al dólar negro. A Maracaibo llegan pacientes de Trujillo, Mérida, Valencia y Táchira.
Agregó que no hay más de 10 centros privados operativos en Venezuela y que los hospitales públicos no tienen las infraestructuras necesarias para manejar los materiales radioactivos. Recordó que un examen costaba 17 mil bolívares el año pasado y ahora sobrepasa los 370 mil. Añadió que el tratamiento con yodo 131 costaba 110 mil y ahora se cobra en dólares porque no hay insumos.
Proceso
La medicina nuclear utiliza un isótopo que emite una radiación gamma inocua que no produce efectos secundarios en los pacientes. Dependiendo del órgano que se quiere analizar, el enfermo debe tomar un fármaco ligado con el tecnecio 99 para que el cuerpo emita una radiación que será captado por una cámara y luego pasa a la unidad de digitalización. Estos estudios sirven para verificar cómo están funcionando los órganos.
En el caso del yodo 131, el paciente ingiere una cápsula que emite una radiación gamma por seis semanas. Medrano indicó que pocas personas deben ingerir dos dosis de este medicamento porque el tratamiento es efectivo.
Radiofármacos
Los radiofármacos son medicamentos que contienen materiales radioactivos, llamados radioisótopos. Se pueden administrar por vena, boca o se pueden colocar en una cavidad del cuerpo. Dependiendo del medicamento y de su forma de administración, estos materiales viajan a varias partes del cuerpo para tratar el cáncer o aliviar sus síntomas. Emiten radiación, principalmente en forma de partículas alfa y beta, que se dirige a las áreas afectadas. Se emplean con más frecuencia en pequeñas cantidades para estudios por imágenes, aunque se pueden usar mayores dosis para administrar radiación.