Una
Lo que comenzó como una noche de tragos entre vecinos, terminó en el asesinato de uno de los presentes. A Jaider Eduardo Cantillo Barros, de 39 años, lo mató quien él consideraba su amigo; cuando se daba la vuelta para retirarse del frente de la casa su verdugo y anfitrión de la reunión, es tirado hacia la carretera con salvajismo, impactando su cabeza contra el pavimento.
El hecho se perpetuó el pasado martes a las 3.00 de la mañana en el parcelamiento Las Praderas, cerca del barrio La Lechuga, en la calle 95F con avenida 8, de la parroquia Francisco Eugenio Bustamante, en todo el frente de la casa del asesino. Jaider Eduardo había llegado el día anterior de trabajar en Riohacha, capital del departamento de La Guajira, Colombia. Jaider hacía trabajos en la carpintería, y también sabía pintar. La noche del homicidio, Jaider le comentó a su hermana que tenía ganas de tomarse una botella de ron, que como había traído suficiente dinero quería celebrar la nueva oportunidad de trabajo que tenía, entonces salió a una licorería cercana a su casa. En el lugar se encontró con unos vecinos, un señor a quien conocen como Eusebio, y a un acompañante de este, Edwin Piña. Luego de saludarse y hablar un poco, es Eusebio quien invita a Cantillo a tomar en su casa y pasa el rato. Compraron la botella de licor y se dirigieron a la casa del anfitrión, a unos cuantos metros de distancia de la licorería.
Según contó Mayelis Cantillo, hermana del occiso, un tercer vecino presenció cuando Los hombres llegaron. Eusebio entró a prender la música y sacar unas sillas con una mesita para jugar dominó. Entre los temas de conversación del trío, salió a la relucir un dinero que Eusebio le debía a Jaider. Aparentemente se lo habían robado, y estaba trabajando para pagárselo.
“Ellos terminaron discutiendo por un dinero que mi hermano le había prestado al señor Eusebio y que aún no le había pagado. Me cuentan que cuando él se levanta para irse, lo agarraron por la camisa desde atrás y lo tiraron al suelo, ahí El señor Eusebio se le montó encima, lo retrucó contra la carretera, lo golpeó y lo estranguló, imagino que en medio de la borrachera y para que no lo delatara ni nada”.
A Mayelis y su madre les avisaron pasadas las siete de la mañana unos vecinos, que un hombre con las características de su hermano estaba tirado en la carretera frente a la casa de el “Diomedes”, alias por el que conocen a Eusebio las personas de la comunidad. Al llegar al sitio, sus lágrimas se desbordaron de sus ojos cuando vieron el cadáver de Jaider tirado en plena carretera, moreteado, aruñado, con la camisa rota y pequeños rastros de sangre que emanaron de sus heridas.
Jaider Cantillo y su familia tenían unos tres meses trabajando en Colombia. Allá trabajaba en una obra como carpintero, sin embargo desde hace algunas semanas atrás se desempeñaba como albañil debido al paro de las obras donde trabajaba inicialmente. Había regresado a la ciudad hace dos semanas para comprarle los útiles escolares a la mayor de sus hijas. Era el segundo mayor de 12 hermanos.
Según comentaron los familiares de Cantillo, la Policía científica llegó al lugar para hacer las experticias y levantar el cadáver, siendo trasladado directamente a la morgue forense de la Universidad del Zulia para la autopsia de Ley. La familia contó que unos vecinos cercanos a Eusebio les señalaron a los funcionarios que él había sido el asesino. Eusebio habría confesado ante las autoridades que él había sido el asesino de su amigo, siendo detenido junto a Edwin Piña, como cómplice. Por otro lado, según una fuente policial ligada a la investigación, ninguna persona ha sido detenida por el homicidio de Jaider Jaider Eduardo Cantillo Barros.