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Reison Ramón Barrera, de 16 años, nunca concretó sus planes de llevar a su novia a cenar. Un par de ladrones del barrio El Varillal, en el oeste de Maracaibo, dispararon en su contra porque él nunca quiso entregar el fruto de su trabajo y una cadena de plata. Aún con un balazo en la cabeza opuso resistencia a la voluntad de los delincuentes al negarles el gusto de verlo morir ante sus ojos.
Falleció 20 minutos después ante la mirada atribulada de su madre, quien en compañía de otros parientes, lo trasladaba al Centro de Diagnóstico Integral de Plateja. Ayer esa era la imagen que la mujer tenía en su cabeza y por eso era difícil hablar sobre lo ocurrido. Su esposo, el padrastro de Barrera, lo hizo por ella. Indicó que el joven salió de su casa, en el barrio La Revancha, a las 8.00 de la noche.
El plan de Barrera era pasar un rato diferente, debido a que era el último sábado de las vacaciones escolares. El miércoles la cita era en el liceo Almirante Padilla y a partir de allí el tiempo dedicado a la relación estaría condicionado a las tareas y otros compromisos. Además, las clases tampoco dejarían tiempo para trabajar en una fábrica de materos donde no ganaba mucho, pero sí lo suficiente como darse uno o dos lujos.
El pariente comentó que al caer la noche el muchacho sacó su mejor ropa y accesorios para llevar a su novia a comer. A las 7.30 se despidió de su madre y puso rumbo a pie a su primer destino, el barrio El Varillal, colindante con La Revancha. En el camino dos delincuentes salieron de la oscuridad y a punta de pistola lo amenazaron. "Los vecinos dicen que eran dos. Al parecer, sostuvo unas palabras con los ladrones".
El ladrón armado se cansó de pelear con el joven y disparó en su contra en una oportunidad. Acertó el balazo en el cráneo del muchacho. Al verlo caer lo despojaron del efectivo y de la cadena de plata. A los habitantes de la cuadra se les hacía familia el herido, pero no sabían de dónde. Eso demoró la asistencia unos 15 minutos, tiempo en el cual los familiares se enteraron de lo sucedido y fueron hasta el sitio.
Lo llevaron a un centro asistencial en vehículo particular. Barrera murió en el camino en los brazos de su madre. Los médicos solo cumplieron con el protocolo de declarar su muerte, la progenitora a quien el momento la dejó sin aliento, incluso para reclamar justicia.
Barrera era el cuarto de seis hermanos. El miércoles debía iniciar el noveno grado de la educación básica. Los parientes lo describieron como un joven tranquilo, trabajador y centrado en sus metas.