Janio
Janio Rubén Mabo Acosta, de 33 años, se encontraba en un centro hípico recreativo del municipio La Cañada de Urdaneta, la víctima compartía, ayer a la 1.00 de la madrugada con unos familiares y amigos cuando dos delincuentes acabaron con su vida al propinarle un balazo en el pecho.
A las afueras de la morgue forense, José Guzmán, suegro del occiso, comentó que su yerno deseaba pasar una noche diferente junto a sus seres queridos, por lo que decidió invitarlos a una gallera de La Cañada. La reunión transcurría tranquilamente, conversaban sobre diversos temas, comían, bebían, escuchaban la música estridente del lugar, hasta que Janio salió del sitio, recordó el pariente.
Pasó la puerta principal del establecimiento, alzó la vista y observó a unos hombres en actitud sospechosa, los delincuentes se bajaron de un vehículo, comenzaron a mirarse entre sí, mientras uno de ellos le hacía señas al otro de que no había nadie; acto seguido se acercaron a una moto parqueada en el estacionamiento. Todo indicaba que los antisociales planeaban robarla, de inmediato los instintos del efectivo policial se activaron, en medio de la oscuridad se armó de valor, desenfundó su arma de reglamento y les disparó, detalló uno de los allegados a la familia Mabo.
Una ráfaga de disparos estremeció el centro hípico, Janio perdió la batalla cuando uno de los delincuentes logró asestarle un tiro en el pecho. Cayó al pavimento cubierto de sangre, respiraba con dificultad, algunas personas que salían del lugar comenzaron a gritar, buscaron a su familia para que lo auxiliara, la escena no podía ser peor, ahí, tendido yacía un " buen padre, un hombre noble y colaborador, que luchaba por sobrevivir", agregaron los familiares.
La desesperación de María De Maiwa, esposa de Janio, era incontrolable, llevó sus manos a la cabeza, gritaba por ayuda, no podían contenerla. Uno de los parientes de la víctima al percatarse de que este aún respiraba lo trasladó hasta el Hospital La Concepción I, donde murió minutos después de ingresar.
El hermano de la víctima no salía de su asombro, un amigo de la familia lo llamó para informarle sobre lo sucedido, describió al efectivo como un hombre tranquilo y trabajador, siempre preocupado por el bienestar de la familia. Una vez que logró levantarse de la cama, llamó a María para que le contará cómo habían pasado las cosas, confundida y llena de dolor le respondió que no sabía con precisión cuántos delincuentes eran, pero que los testigos vieron cómo escapaban dos jóvenes armados.