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Encapuchados atemorizan a los peones y administradores en las fincas del municipio Baralt. En menos de 24 horas asesinaron a cuatro trabajadores en dos predios. La Policía investiga la relación de los casos.
En un parcelamiento del sector La Golfa, parroquia Marcelino Briceño, al menos seis desconocidos armados ingresaron, el pasado martes a las 10.30 de la noche, a la casa de Eduardo Antonio Delgado. Lo encerraron junto a su familia en una habitación. En media hora, los delincuentes subieron en su camioneta gran parte de sus pertenencias. Antes de marcharse, tomaron del brazo al obrero, le pidieron que soltara a uno de sus hijos, sino lo mataban también, lo llevaron hasta un callejón y le dispararon en cuatro oportunidades.
Cuando escuchó las detonaciones, José Armando Díaz García, un vecino, se acercó hasta la residencia. Se topó con los homicidas de frente y estos le dispararon dos veces. Denry Javier Bastidas Barrios, pasaba en su moto por la calle principal del parcelamiento, bajo amenaza de muerte le quitaron la unidad y luego le dispararon en la cabeza.
Repetitivo
Un grupo tipo comando entró ayer, al mediodía, en la hacienda La Esperanza, en el sector Río Blanco, carretera principal de las poblaciones de El Tigre y El Batatal; sometió a la familia del propietario y asesinaron a José Rafael Pulido Victora (52), obrero.
La banda, conformada por unos 10 encapuchados, llegó en una camioneta con armas largas y cortas, bajo amenaza de muerte, arremetieron contra la pareja y el obrero, quien se disponía a almorzar. “Los obligaron a meterse en uno de los cuartos de la residencia, sacaron las cosas de valor y antes de irse tomaron a Pulido, lo sacaron hasta el frente y le dispararon”, dijo un funcionario.
Pulido era conocido cariñosamente como el “Macaco”. Su cuerpo quedó en la arena amarilla del porche de la casa principal. Se le contabilizaron cinco heridas de bala: dos en la cabeza y tres entre el pecho y el abdomen. Cuando la pareja salió de la residencia ya no había nada por hacer. Murió de forma instantánea.
Investigación
Los oficiales comentaron que ninguna de las víctimas tiene antecedentes penales, ni se les relaciona con grupos delictivos, por lo que la hipótesis que cobra mayor fuerza es el robo. Es el tercer crimen que reportan en la localidad esta semana. El domingo, asesinaron a Manuel Antonio Fernández Torres (57) y su hijastro, Anthony Josué Meléndez Toyo (13), en una parcela del sector El Caujarito.
Eduardo Delgado sembraba junto a su familia limones para luego venderlos al mayor en Mercamara, en Maracaibo, y tuvo dos hijos.
La Policía científica llegó al sitio, levantó los cadáveres e inició las investigaciones. Indagan si los homicidios se relacionan. Los principales sospechosos pertenecen a la banda del “Cagón”, una de las más sanguinarias y violentas de la Costa Oriental del Lago. “Se hacen llamar los dueños de la parroquia Rafael Urdaneta”.
Peligroso
Los vecinos denunciaron que una guerra entre bandas incrementó los robos y asesinatos en la zona rural. Esperan que mejore el patrullaje policial y que capturen a los miembros de las bandas.