En el interrogatorio, Ángel Bozo, confesó: “Lo maté porque no me pagaba. Me debía cuatro semanas”. Tardó tres días en ejecutar el crimen. Según la investigaciones, el mecánico y sus cómplices mataron al Ángel Ramón Bozo (65) luego de que reconociera al trabajador
Unas 72 horas tardó el mecánico Miguel Ángel Zambrano Marín (26) en convencer a Pedro Luis Vera Lista (18) y a un adolescente, de 17 años, para que lo ayudaran a matar a su jefe, el comerciante Ángel Ramón Bozo (65), quien desde hacía un mes se negaba a pagarle su salario.
En el interrogatorio, Zambrano explicó sus razones y detalló cómo pensaba evadir la responsabilidad. Simularía un robo, vendería el Renault Symbol de su jefe y recuperaría las semanas de sueldo. “Tenía cuatro semanas sin pagarme, por eso tres días antes programé matarlo”. Juraba que la necesidad y no tener con qué comprar la comida lo llevó a cometer el delito.
El 26 de abril ejecutaron el golpe. Le pidió al comerciante que lo llevara a su casa. Iban en el Renault Symbol con su jefe, en la estación de El Turf, en la Circunvalación 2, le pidió que parara para buscar su celular, en ese momento se montaron sus dos compinches. Simularían un robo. Desde el asiento trasero, Pedro Vera y el adolescente usaron un mecate para amenazar a Bozo, detalló un funcionario.
“Al llegar al sitio, los dos cómplices de Zambrano abordaron el Renault Symbol y sin mediar palabra empezaron a golpear a Bozo en la cabeza y luego lo estrangularon”.
En medio del forcejeo, uno de sus secuaces llama al chofer por su nombre, dejándolo al descubierto. Antes de morir, Ángel Bozo supo que su empleado estaba involucrado.
El cadáver del empresario lo arrojaron en una trilla de la Zona Industrial de San Francisco. Los vecinos lo encontraron 24 horas después. Ingresó a la morgue sin identificación. Uno de sus hijos lo identificó. Los Bozo no declararon por el caso.
Se contradice
Los detectives de homicidios comentaron que su versión es confusa y con frecuencia cambia los detalles. La primera declaración la hizo a Polisur y contó algo diferente.
La intención del trío de delincuentes era vender el carro en piezas, Zambrano recibiría su parte y seguiría trabajando para la contratista de su víctima, transportando los materiales de construcción como era su labor. “Miguel pensó que no lo encontrarían”, acotó un funcionario.
Según las investigaciones, el chofer tomó la decisión de matar a su jefe luego de que este descubriera que tenía meses robándolo.