Juan
Después de tener solo “días malos”, ahora la familia Vílchez Navarro tiene “días de alivio”. Juan de Jesús Vílchez, conocido como “Juan, el burrero”, confesó: “Estamos más aliviados”. El hombre arrastraba una carreta repleta de escombros y basura de 360 kilos de peso, para ganarse el pan de su familia. Dijo que hace un mes, gracias a un donativo, pudo comprar el burro. Ahora arrastra la carreta por más de 10 sectores del oeste de Maracaibo. “Ya no tengo que halar la carreta, me siento mucho mejor. Ya no me mareo ni me levanto tan cansado, volvimos a ser burreros”.
Juan, quien hace un par de meses le confesó a este rotativo que su familia comía de la basura, hoy dice que se alimentan mejor. “Comemos un poquito mejor, a veces podemos comer carne y arroz normal, le doy algo mejor a los muchachos, ya no es arroz picaíto y cueros de pollo, ya comemos huevo o granos”.
Ruth de Jesús Vílchez, de 11 años, es la hija de Juan. Contó con alegría que la situación en su casa comenzó a mejorar. “Creo que dentro de poco podremos ir al colegio, por eso me tiene feliz”. Mientras se comía la segunda tanda diaria de mango, la cuarta de los siete hermanos recalcó que cuando se les “aprieta la situación, comemos mango”.
Ayuda
Ricardo Boscán, presidente del Instituto Municipal de Aseo Urbano de Maracaibo (IMAU), en representación de la Alcaldía de Maracaibo, visitó la casa de los Vílchez. “Aquí estamos para tratar de aliviar la situación tan difícil por la que pasan la mayoría de los venezolanos. Comprar comida está difícil, que los muchachos estudien está difícil, pero nosotros estamos aquí para ayudar a las familias necesitadas a salir de la crisis”.
El ayuntamiento de la capital zuliana donó a la familia bolsas de comida y un tanque de agua. “Agradezco mucho esta ayuda porque una pipa de agua cuesta mil bolívares por aquí y no teníamos dónde echar el agua para bañarnos y hacer nuestras cosas”, dijo Juan.
Boscán lamentó la situación en la que se encuentra la familia Vílchez. Criticó “las políticas sociales y económicas aplicadas por este Gobierno nacional, que hunden en la miseria a las familias venezolanas”. Destacó que desde la Alcaldía se hacen “grandes esfuerzos para mitigar las necesidades de nuestra gente. La alcaldesa Eveling de Rosales está muy pendiente de este caso”.
Esperanza
Ahora la carreta de los Vílchez llega más lejos porque ya tienen burro. Sin embargo, la situación económica actual del país les impide comer mejor. El vestir y la educación no son prioridad. “Sí queremos ir a la escuela y soñamos, mis hermanas y yo, con ponernos ropa limpia y bonita, pero solo tenemos para medio comer y cuando tenemos hambre todo lo demás tiene que esperar”, dijo Génesis, la hija mayor de los Vílchez Navarro.