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Un medicamento debidamente adquirido puede ser la solución a un problema de salud. Pero un producto adulterado o falsificado puede agravar o generar nuevos trastornos o hasta la muerte.
Es normal que en todo núcleo familiar, varios de sus integrantes consuman algún medicamento de manera ocasional o permanente, como resultado de algún tratamiento específico.
El particular escenario económico del país, ha traído como consecuencia dificultades de mayor o menor medida para conseguir casi todo tipo de productos médicos. De allí que algunas personas consideren opciones no tradicionales para cubrir sus necesidades. Esta decisión si bien puede resultar una buena alternativa, también existe la posibilidad de ser víctima de delincuentes para los cuales su salud no es prioridad.
En Latinoamérica existen bandas organizadas que se dedican al contrabando, adulteración y/o falsificación de productos médicos y Venezuela no es la excepción. En cualquier país donde exista la demanda de un producto que sea de difícil adquisición por escasez o alto precio, los delincuentes desarrollarán un mercado paralelo ilícito el cual genera ganancias considerables. Por ejemplo, a nivel mundial entre un 60 % y un 70 % de las ofertas vía Internet son productos falsificados.
Las consecuencias para la salud son numerosas y pueden generar daños irreversibles.
Imagine usted lotes de medicamentos cuya fecha de vencimiento ya ha sido alcanzada, para los cuales se elaboran empaques falsos muy similares a los originales, con nuevas fechas y sacados a la calle para su comercialización.
Suponga que de buena fe adquiere o consume productos falsificados para cuya elaboración incluyen químicos dañinos tales como yeso, talco, pinturas industriales o inertes como azúcar, caramelos y semillas.
¿Qué pensaría si supiera que los delincuentes elaboran “medicamentos” en áreas y con implementos que no cumplen las más mínimas medidas de higiene? Muchos productos requieren de condiciones especiales de almacenaje (iluminación, humedad y temperatura), los cuales no se cumplen durante el contrabando, afectando las propiedades y efectos.
No adquiera medicamentos al detal, en especial pastillas, cápsulas o comprimidos. Revise el empaque y verifique que incluye las fechas de elaboración y vencimiento. Si nota alguna diferencia en el diseño del empaque al que está acostumbrado no lo compre. Solicite a su médico una muestra gratis o infórmese en las web site oficiales de los laboratorios que fabrican el producto. Recuerde que las instrucciones deben estar en idioma español y cumplir obligatoriamente con el requisito del Registro Sanitario de Venezuela.
No compre medicamentos a ventas de periódicos, mercados populares o buhoneros. Solamente acuda a farmacias reconocidas o centros de salud autorizados.
Evite automedicarse así como compartir o aceptar medicamentos de quienes aún de buena fe, le recomiendan un producto “por que a él le resultó de maravilla”.
El hecho de adquirir un producto fuera del país no garantiza su calidad, por tanto debe cumplir con las mismas medidas de prevención.
Revise las existencias de medicamentos en su hogar y deseche cualquiera que parezca sospechoso. Destruya el empaque y su contenido para evitar que pueda ser rehusado.
Por su seguridad y la de los suyos comparta las medidas de prevención con su núcleo familiar. Evite que el remedio sea peor que la enfermedad.