Medios de lucha y sus circunstancias

El planteamiento de fondo en este momento histórico es cuáles son los medios más efectivos para adversar a un proyecto totalitario. Las respuestas dadas son variadas

Para combatir una enfermedad se debe contar con los medicamentos apropiados. De igual forma, en las luchas sociales los medios deben ser adecuados para el contexto en el que se desarrollan. Ante esta lógica, la interrogante planteada en Venezuela es la posibilidad de adversar a un gobierno claramente autoritario con estrategias democráticas, disyuntiva agudizada frente al escenario según el cual para muchos el país ya se encuentra atrapado en una dictadura. Así, el planteamiento de fondo en este momento histórico es cuáles son los medios más efectivos para adversar a un proyecto totalitario.

Las respuestas dadas son variadas, van desde quienes insisten en la ruta electoral hasta los que plantean “calle sin retorno” o medios supralegales como es una constituyente. Más allá de las opciones, la respuesta que cada uno dé es personal, y la misma responde a los principios que rigen a cada individuo. Para un fiel creyente de la paz como valor supremo de la humanidad pensar en la “lucha armada” como opción es un imposible; de la misma forma como para quien se ha formado en los cuarteles entender que los conflictos se pueden dirimir en el diálogo sin armas de por medio es un idealismo.

Para un ciudadano, formado en valores democráticos, creyente del funcionamiento de las instituciones, y confiado de la existencia de garantes de sus derechos fundamentales, pensar en tener que salir a la calle a arriesgar su vida es una ruptura profunda con sus creencias, más cuando llegó a sentir genuinamente que podía contar con el voto como mecanismo de solución de los conflictos. En el otro extremo están quienes recibieron una formación en la que la lucha social y las armas pueden ir de la mano, en las que estar dispuesto a perder la vida por una causa política es una consigna cotidiana, y en los que los medios justifican un fin utópico que la historia se ha encargado de desmentir una y otra vez. 

Encontrar el camino en el que una sociedad que cree en la paz logre salir de un Gobierno que se sostiene sobre la base de la violencia es el reto de los tiempos por venir. Para ello es importante saber que creer en la paz no significa cobardía, que por el contrario requiere valor para pararse frente al agresor y decirle basta, también necesita de una fuerte convicción en la posibilidad de transformar realidades a partir del poder de la palabra y la acción simbólica, así como de la confianza en que se puede combatir la adversidad sin sucumbir ante ella.

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