Mercado Las Pulgas: comprar entre moscas y bajos precios

El Mercado Las Pulgas, ubicado en el Casco Central de Maracaibo, es un lugar que muestra las complejidades de la vida cotidiana de quienes habitan en la ciudad. A pesar de las graves condiciones de insalubridad que se apropian de él, las personas prefieren comprar allí para rendir su dinero.

Al entrar, los olores se mezclan: un aire soportable que de pronto se ve invadido por vientos con olor a orina o cloaca. Nubes de moscas vuelan sin cesar sobre las carnes que están al descubierto, sin refrigeración, lo que crea un ambiente poco higiénico, mientras que los puestos de verduras parecen estar a punto de desarmarse.

El olor a desinfectante en algunos locales y el aroma de la comida en otros mitiga un poco el hedor predominante en gran parte del sitio.

Al caminar por este populoso mercado, es posible encontrarse con algún niño que ayuda a acomodar las verduras y las frutas mientras sus padres atienden, en un esfuerzo por mantener el sustento familiar.

Debajo de algunos puestos se refugian gatos y perros callejeros, quienes están pendiente de cazar la comida y los trozos de carne que caen al piso. Muchos de estos animales tiemblan y se ven enfermos, incluso, algunos de ellos a punto de desmoronarse.

Al mirar al suelo, los pequeños botes de aguas negras y los ríos de sangre de carne y agua de pollo solo empeoran la situación sanitaria.

Algunos trabajadores limpian sus áreas en un intento por mantener la higiene, aunque sus esfuerzos, en definitiva, son insuficientes.

Las verduras caen al piso de las carretillas mientras son trasladadas, y los carretilleros vuelven a colocarlas en su lugar.

Vista trasera: enorme basurero

Como si no fuese suficiente, en la parte trasera del mercado, un enorme basurero emite un olor putrefacto. La carretera adyacente está llena de huecos con aguas servidas, por lo que los vehículos circulan con cautela, y en el vertedero se ven cuervos, palomas, gaviotas y perros heridos.

A un lado, hay unos 10 contenedores de la Alcaldía de Maracaibo, Corpozulia y del Ministerio de Ecosocialismo (Minec). Sin embargo, los mismos no dan abasto para la enorme cantidad de desechos sólidos que cubre casi todo el terreno baldío que allí se encuentra.

Junto a los contenedores, trabajan algunos recogedores informales, que se encargan de llevar lejos la basura. Al hablar con el Diario La Verdad, denunciaron que los “huelepega” queman los desechos. Según uno de los hombres, la Alcaldía no recoge los desechos desde hace una semana.

Al frente del basurero, se observan puestos comerciales desolados y en abandono. En un pequeño pasillo, un comerciante estaba sentado en un banquete. Tras preguntarle si estos negocios habían cerrado de forma definitiva, el señor respondió que sí, como consecuencia a la falta de ventas.

“Esto está horrible. Esto (el basurero) tiene como dos años y medio. Este botadero de basura está al frente del terminal, y eso se llena de zamuros, y esos malos olores”. Al consultarle si piensa que esto ha afectado sus ventas, ya que su puesto de verduras está cerca del basurero, respondió que sí.

“Aquí hay un mosquero. Esto es un mosquero terrible aquí. Mal olor, de todo. Gracias a Dios no me he enfermado, pero la contaminación es fuerte aquí”, señaló.

La necesidad por delante de la higiene

La vestimenta de los vendedores y compradores cuentan parte de su historia. Muchos de ellos lucen ropa sencilla. Predominan las sandalias “rajadeo”, licras y franelillas en el caso de las mujeres, mientras que los hombres optan por jeans o bermudas, chemises, en su mayoría desgastadas, y crocs.

Los consumidores llevan consigo grandes bolsos para trasladar sus compras con mayor facilidad. A pesar de la preocupación por la mala salubridad, la economía del país obliga a gran parte de la población cercana al centro de la ciudad a comprar la comida en este mercado, donde cada día es un nuevo reto para subsistir.

Al conversar con algunos usuarios de Las Pulgas, todos manifestaron sentir preocupación por la mala higiene de la comida, en especial de las carnes, pero, en sus casos, más puede la necesidad económica que el cuidado de la salud misma.

“Me preocupa porque uno está consumiendo un producto que posiblemente esté muy lleno de moscas y uno no sabe en qué condiciones está, pero (el dinero) le rinde a uno un poco más al hacer las compras acá”, explicó María Alejandra González, usuaria de Las Pulgas desde hace unos dos años.

Consuelo Hernández, una señora que compra la comida en este mercado desde hace muchos años, señaló que aún quedan puestos de comida que “venden bueno”. Además, resaltó que los productos “se consiguen más económicos que en un supermercado”.

En la misma situación está José Rodríguez, un hombre que afirma que le preocupa “bastante” las condiciones del mercado, pero que compra allí porque “se consigue más barato”.

Lo que no se ve

Además de toda la contaminación visible en el lugar, un peligro inminente también azota al Mercado Las Pulgas: el deteriorado sistema eléctrico.

Al charlar con César Villegas, un vendedor de carne que trabaja allí desde hace décadas, manifestó su preocupación por el cableado. Contó a La Verdad que hace unos pocos días un local se incendió como consecuencia de esta situación.

“No hace mucho se nos prendió (fuego) un local aquí. El local se quemó porque necesitamos que hagan bastante mantenimiento”, señaló.

Para Villegas, es urgente que las condiciones de Las Pulgas mejoren, ya que concuerda que “aquí es donde más o menos se puede comprar más barato, más económico”.

Intervenciones sin éxito

Varias han sido las intervenciones por parte de los tres niveles de Gobierno a este recinto comercial. Sin embargo, aunque al principio estas traen consigo una calma aparente, es cuestión de tiempo para que la batalla por mantener un mercado digno continúe.

El Gobierno nacional realizó el año pasado tres fases para recuperar Las Pulgas luego de un cierre temporal.

Las primeras dos fueron desarrolladas en la parte trasera del mercado, con el saneamiento de un vertedero a cielo abierto que tenían en el referido terreno baldío.

Con la última, se colocaron luminarias y destaparon las cloacas en los 40 mil metros cuadrados del mercado.

En julio pasado, la Alcaldía retiró 5.600 toneladas de basura al final de la calle 102 del Casco Central.

 

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