“Nos quedamos en este lugar porque no tenemos plata para comer ni para rentar una habitación. Nosotros le tenemos miedo a Migración”, expresó un migrante
A una semana del fatal incendio que cobró la vida a 39 migrantes en una estación migratoria del Gobierno mexicano en Ciudad Juárez, el temor y el reclamo de justicia se mantiene entre los extranjeros varados en esta ciudad, fronteriza con Estados Unidos, porque persisten dudas sobre lo que pasó aquella noche.
Tras el fatal accidente, entre los migrantes el principal temor es ser capturados por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) ya que en las instalaciones de este organismo ocurrió la tragedia.
Por ello, decenas de indocumentados se han refugiado en albergues, zonas no permitidas y hasta en las tapias de un edificio.
En este último se han logrado ocultar de los agentes migratorios y aunque temen ser localizados, su principal miedo no es ese, sino quedarse prácticamente a un paso de llegar a Estados Unidos.
Sin recursos, muchos trabajan de lo que pueden, unos limpiando los parabrisas de los automóviles y lavando autos y otros vendiendo dulces.
Antes de la noche del 27 de marzo, cuando un incendio en un centro del INM en Ciudad Juárez, frontera norte de México, mató a 39 personas, si bien había incertidumbre entre los migrantes, también había esperanza.
Además de los fallecidos, el accidente dejó 28 heridos, de los que 24 permanecen hospitalizados y hasta ahora solo 4 fueron dados de alta. En la estación había casi 70 migrantes.
“No hay plata”
Uno de tantos migrantes que vive en el edificio es Joaquín Enríquez, procedente de Venezuela, quien contó a EFE que los recursos económicos se agotaron desde que llegaron a México hace unas semanas.
“Nos quedamos en este lugar porque no tenemos plata para comer ni para rentar una habitación. Nosotros le tenemos miedo a Migración, porque ellos siempre quieren mandar a uno para atrás (retornarlo a su país), si ahora fue un incendio, uno no sabe si para la otra será bomba”, dijo dudoso.
Otro de los habitantes de este lugar es su compatriota Demi Corso, quien asegura que en México la discriminación se intenta esconder, pero siempre sale a flote a la menor provocación.
“Aquí en México la xenofobia es dura, yo limpio los parabrisas de los coches y por intentar sobrevivir me querían matar. Un conductor me grito: ‘¡Por eso matan a los venezolanos!'”, expuso.
Vivienda improvisada
En el lugar que habitan los migrantes cubren las necesidades posibles: tienden la ropa en unos lazos que adaptaron en el lugar, se sientan en cajas de madera o en cubetas, hacen fuego con carbón para cocinar y se proveen de alimentos entre todos.
María de Souse, originaria de Venezuela, es la encargada de cocinar y es quien sirve los alimentos a los habitantes.
“Fui una de las primeras personas que llegó, limpiamos y quitamos toda la basura para dignificar el área”, contó a EFE.
Añadió que enfrentar la discriminación y la xenofobia, más cuando viene del Gobierno mexicano, es duro. Contó que su deseo no es quedarse en Juárez y que al igual que muchos migrantes “solo están de paso” hacia Estados Unidos.
“No tenemos dinero para comer, mi esposo limpia parabrisas y lava carros. Tenemos terror a migración, porque vimos los videos, había manera de salvar a los migrantes y permitieron que murieran con una frialdad que asusta”, abundó.
En este lugar viven unos 50 personas, a quienes les prestan cobijas y cartones y otros materiales para protegerse del clima.
“No se le cobra a nadie porque todos nos vemos como hermanos migrantes”, dijo.
El domingo, un centenar de migrantes escenificaron un viacrucis con el que caminaron por los límites del río Bravo (río Grande en Estados Unidos) como homenaje a los 39 migrantes en su nombre exigieron justicia y un memorial a las autoridades.
También este domingo, la Iglesia católica mexicana llamó al Gobierno de México a dejar de ver a los migrantes como criminales y pidió darles un trato digno y humano y que la tragedia “no debe quedar impune”.
El viernes, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana de México, Rosa Icela Rodríguez, anunció que la estación de detención en la que murieron 39 migrantes cerrará de forma definitiva.
En tanto, la Fiscalía General de la República (FGR) señaló que las cinco personas detenidas hasta ahora como presuntos responsables están en prisión provisional y enfrentarán una audiencia el próximo martes.
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