La perversión de la mentalidad populista, es caracterizada por un conjunto de desviaciones, como son: el desprecio por la libertad y progreso individual y una correspondiente idolatría por el Estado, el complejo de víctimas, según la cual todos nuestros males han sido siempre culpa de otros y no de nuestra propia incapacidad y la del Gobierno
La cleptocracia gobernante entre los meses de mayo y agosto del presente año ha alimentado de manera obscena como nunca antes visto en Venezuela y mucho menos en la región latinoamericana al ya mórbido monstruo estatal, indigestándolo a través de la expansión de manera descomunal e irresponsable del gasto fiscal nominal y la base monetaria en más de un 200 %, para financiar monetariamente el enorme déficit fiscal generado por su política populista, cuyo único objetivo es sostener el régimen de prebendas de los altos funcionarios parasitarios del Gobierno, la gigantesca burocracia y el reparto equitativo de la miseria a la muchedumbre oficialista partidista.
Todo ello producto precisamente del efecto bola de nieve provocado por la perniciosa intervención estatal en la economía, la cual a través de la corrupción galopante, impulsada por la alta discrecionalidad de los funcionarios públicos en el manejo de la instituciones del Estado y la correspondientes políticas públicas asistencialistas y económicas de controles de precios y cambio, terminan liquidando el mercado como mecanismo ideal para la fijación de precios de bienes y servicios, generando enormes distorsiones en la economía que destruyen la producción nacional.
Esto sin duda alguna, termina provocando el cierre masivo o exterminio de empresas privadas en todos los sectores del aparato productivo nacional, traduciéndose en un crecimiento en grados superlativos de la escasez, inflación, desempleo, mayor carga impositiva sobre las empresas sobrevivientes y los trabajadores.
Esto sucede sencillamente porque la perversión de la mentalidad populista, es caracterizada por un conjunto de desviaciones, como son: el desprecio por la libertad y progreso individual y una correspondiente idolatría por el Estado, el complejo de víctimas, según la cual todos nuestros males han sido siempre culpa de otros y no de nuestra propia incapacidad y la del Gobierno, al desarrollar instituciones destinadas a resolver los problemas colectivos de la sociedad en lugar de los problemas particulares de los ciudadanos, la paranoia neoliberal, según la cual el neoliberalismo y libre mercado son el origen de nuestra miseria, la pretensión democrática con la cual buscan darle legitimidad a su proyecto de concentración de poder, y finalmente la obsesión igualitaria, que se utiliza como pretexto para incrementar el poder del estado y así enriquecer a la elite política parasitaría en el poder a expensas de una población empobrecida, humillada y explotada.