Momentos propicios

La nación venezolana agradecerá nuestros sacrificios, nuestros esfuerzos y nuestros aportes ciudadanos en aras de la libertad. Las circunstancias están dadas para demostrar que sí sabemos lo que hay que hacer con el poder en democracia

“En las circunstancias apropiadas, los mitos pueden cambiar rápidamente”. Yuval Harari

Las cifras de venezolanos que emigran del país en búsqueda de las esperanzas perdidas en su patria, no son simples estadísticas, son sentimientos. Se cuentan por millones las lágrimas, los amores perdidos, los quejidos, los lamentos, los buenos deseos, las nostalgias, y como dijera nuestro gran poeta Andrés Eloy Blanco: “Cuántas veces el anhelo menguante pide un pedazo de lo que antes fuimos”. 

Así es, en cada suspiro de tantos millones de almas idas se nos va un recuerdo de lo maravilloso que fue nuestro país. Concentrar nuestras fuerzas en rescatarlo y hacerlo grande, anchuroso y acogedor debe ser nuestro objetivo. No nos distraigamos ni nos detengamos en cada miseria humana, que existen, si no en la forma de salir de este infierno que nos quema y amenaza con destruirlo todo. Pensemos en volver a unirnos como un solo pueblo, los que se han ido y los que nos hemos quedado.

La vida con todos sus sinsabores y sacrificios, me enseñó a ver el lado bueno de la misma, a ser optimista, a levantarme después de cada caída, y como Freud hoy puedo expresar: “Soy un hombre afortunado nada en la vida me fue fácil”. Digo esto porque dentro de la difícil situación que vivimos, dos hechos ocurridos la semana pasada nos deben alentar para entender que vamos por el camino correcto, no con la velocidad que quisiéramos, pero sí con la firmeza requerida.

Uno es el Congreso Venezuela Libre convocado por el Frente Amplio, al cual me referí en el artículo anterior, que el jueves 15 de este mes se instaló en el estado Zulia con el propósito de discutir y canalizar ideas, pensando en el país y su futuro, el país que es posible reconstruir. Son 24 congresos estatales cuyas conclusiones y recomendaciones servirán para validar el perfil del país que queremos.

El otro evento es el acuerdo de la Asamblea Nacional “con el objeto de impulsar una solución política a la crisis nacional, fortaleciendo las fuerzas democráticas del pueblo de Venezuela con el respaldo de la comunidad internacional”. Dicho acuerdo unitario enfatiza en el desconocimiento del régimen nefasto que nos oprime y denuncia sus resultados deshumanizantes, al mismo tiempo que señala una hoja de ruta a seguir. 

Igualmente, y esto es muy importante, oficializa la solicitud de respaldo de la comunidad internacional que ayude a una transición ordenada, y se avala la exigencia de la ayuda humanitaria para paliar la hambruna y la falta de medicamentos, entre otras cosas vitales. La liberación de todos los presos políticos, el restablecimiento del Estado de derecho, la disolución de la ilegal Asamblea Nacional Constituyente y la exigencia de condiciones electorales democráticas que garanticen la participación libre de partidos y ciudadanos, forman parte de este estratégico acuerdo.

Todos los venezolanos de bien, por convicción democrática debemos hacer causa común con ambos eventos, ya que señalan con claridad la forma de salir de este régimen endiablado que nos atosiga y la manera de participar con amplitud con ideas para la reconstrucción de una sociedad próspera y digna. Dejemos atrás los reconcomios y diferencias que hayamos tenido o que tenemos, recordemos que en estos momentos ningún actor por sí solo puede hacer las inmensas tareas que tenemos por delante. La nación venezolana agradecerá nuestros sacrificios, nuestros esfuerzos y nuestros aportes ciudadanos en aras de la libertad. Las circunstancias están dadas para demostrar que sí sabemos lo que hay que hacer con el poder en democracia. 

 

 

 

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