“De cuántas miserias está llena esta vida, mucho me pesa señor… vida de los malos, reina de los soberbios… que tiene usurpado el nombre de vida, pues es muerte”. San Agustín
No, no es una locura; un despropósito tal vez; pero, sin duda son otras las motivaciones que impulsan a algunas personas a pensar que por sí solas se pueden imponer en una truculenta competencia por el poder convocada por una dictadura que desdeña abiertamente no solo la legalidad interna del país, sino también los tratados y opiniones internacionales.
¿Delirio?, ¿ambición?,¿ ¿cálculos malsanos?, ¿corrupción? En todo caso debe responder a una o varias motivaciones personales. El país no importa; los compañeros de ruta, tampoco. A veces una derrota puede convertirse en una gran victoria personal, dirán, es cuestión de tiempo. Posiblemente algunos aspirantes formen parte de una comparsa diabólica acordada, donde el régimen no solamente continúe en el poder, sino que además se construya su propia oposición mayoritaria. Para eso cuenta con un CNE, que como dice la sabiduría popular, ya tiene los resultados a su conveniencia, lo que falta es la elección. También cuenta con muchos recursos todavía para la compra de conciencias.
Con suspicacia uno puede pensar que algunas de esas motivaciones son las de un señor con apellido de estado venezolano, que no ha podido superar el síndrome de una mitología fracasada y prefiere asistir al aquelarre electoral. Él visualiza esa opción con los resultados acordados. Será muy triste su futuro político. Con los enemigos de siempre y sin los amigos de antes, pero, con mucho dinero, quizás. Sus antiguos socios no son de confiar.
Al país le espera un trayecto doloroso todavía. Después del 22 de abril de este año lo que habrá es más represión y más escasez. Más inflación y menos alimentos y medicamentos. Más hambre y desolación en los hogares venezolanos, pero, la salida del régimen está decretada, no por simples deseos de este autor, sino porque las condiciones sociales y políticas objetivas, como gustaba decir a Carlos Marx, así lo determinan. Amor con hambre no dura y a los arruinados nadie les fía. El populismo no alcanza para cubrir tantas necesidades del pueblo y el régimen no consigue financiamiento ni de sus amigos ideológicos en el exterior para cubrir sus desvaríos.
En poco tiempo llegará el fin de esta locura que todos esperamos con ansiedad y hasta con desesperación. Lo que nos motiva a la gran mayoría es recuperar nuestro sentido de patria donde podamos vivir con dignidad y decoro. Con decencia y honestidad. Con comida y seguridad. En democracia y con libertades ciudadanas. Como ven, nuestras motivaciones son completamente distintas a las del régimen y sus socios circunstanciales. La democracia no es la reunión de dos lobos y una oveja decidiendo qué comer! La democracia está llena de humanidad.