
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Seis balas calibre 9 milímetros atravesaron el cuerpo del exfuncionario de la Policía regional Warner Enrique Prieto Jaimes, de 38 años, ayer a las 11.00 de la mañana en la primera calle del sector La Fundición del municipio La Cañada de Urdaneta. Murió en el sitio.
La víctima hace año y medio se retiró de la Policía para dedicarse al comercio informal de ropa y zapatos. Ayer se levantó y salió de su hogar, en el sector Los Pozos, para llevar su Optra plateado, placa AD747DV, hasta el taller mecánico San Benito que funciona en una casa de fachada amarilla y rejas blancas.
El hombre al llegar al taller estacionó el carro sobre la acera de enfrente, se bajó y cruzó la calle, al parecer a conversar por teléfono debajo de un árbol. Allí dos sujetos a bordo de una moto lo interceptaron velozmente y lo tirotearon hasta asegurarse de que este quedara sin vida.
Los dueños del local y todos los vecinos del sector al escuchar las múltiples detonaciones dijeron una vez más: “Ya mataron a otro”, indicó una de las residentes de la zona, quien agregó que tras ver el cadáver rodeado de sangre, enseguida alertaron a las autoridades.
Al sitio llegaron funcionarios de la Policía regional y de la Policía municipal. Con las patrullas y las motos cerraron las vías de acceso. Minutos después se acercaron los parientes del occiso, entre ellos su esposa Solange Meleán, quien tapó el cuerpo con una sábana blanca.
El cadáver del comerciante quedó entre el brocal de cemento y la carretera. La mayoría de los balazos los recibió en la cabeza. Dos le atravesaron la mano izquierda cuando trató de cubrirse.
Los allegados al baleado no quisieron dar mayores detalles sobre lo ocurrido. Solo una tía política que prefirió no identificarse, describió a Prieto como “un hombre íntegro y trabajador. Él solo salía con su mujer, no tenía enemigos”.
Los detectives de la Policía científica en el lugar del hecho colectaron seis casquillos percutidos esparcidos por toda la calle. Más tarde tras hablar con los testigos, levantaron el cadáver y lo trasladaron hasta la morgue. El móvil del crimen hasta los momentos es la venganza, a pesar de que su teléfono celular no fue conseguido en el área.
Prieto, quien prestó servicios a la Policía durante 15 años, tenía seis meses viviendo en La Cañada con la familia de su mujer. Dejó tres hijos en la orfandad. Dos gemelos de cinco años y el mayor de siete.