Mucho payaso declarando

Mientras el pueblo escapa despavorido, el director del circo, con su banda de instrumentos de viento, afirma que el show debe continuar. En las gradas una muchedumbre vigilada por colectivos y guardias nacionales se mantiene silenciosa

Muchos analistas han comparado el gobierno de Maduro con un circo. Han dicho que todo esta tan mal, que al circo le crecieron los enanos. En eso convirtió Maduro nuestro país, una jaula de circo, donde sus habitantes mueren de inanición. Tan solo porque los que tienen las armas están vendidos, al servicio de mafias organizadas; no defienden la soberanía nacional, sino al partido político, actuando como un cartel delictivo, destinado a promover el crimen organizado transnacional.

Mientras el pueblo escapa despavorido, el director del circo, con su banda de instrumentos de viento, afirma que el show debe continuar. En las gradas una muchedumbre vigilada por colectivos y guardias nacionales, se mantiene silenciosa. 

El descaro chavista raya con la indecencia, sale uno llamado Motta Domínguez señalando que fueron actos de sabotaje, los que causaron el último apagón en el Zulia. Disimulando la mala gestión, el escaso mantenimiento y la incapacidad del régimen a garantizar los servicios.

Los argumentos del régimen van, desde una iguana escuálida a la guerra económica del imperio. Son repetidos por payasos mediocres y militantes del PSUV. Intentando como decía Goebels a Hitler, que una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad.

Maduro no se queda atrás en sus inconsistencias, recientemente declaró “persona non grata” al embajador español en Caracas, acusando a España de “continuas agresiones” contra su gobierno, así como al presidente Rajoy de haber “recibido instrucciones” del gobierno de EEUU.

Algo similar había hecho con las Antillas Neerlandesas y hace muy poco con Panamá. 

El orgullo duró poco, el circo necesita publicidad y público; hace apenas unos días, anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la madre patria y el regreso de sus respectivos embajadores. Ese mismo día envió un mensaje público a Panamá, vía Facebook Live: “Yo quiero solucionar el problema entre Venezuela y Panamá”.

Este es un régimen que entiende que el ridículo no mata; por ende, sin pudor alguno, sostiene que es una democracia, mientras instala a sangre y fuego su dictadura. Viola la Constitución; las normas electorales y envía de gira a Tibisay para explicar lo justo que es nuestro sistema electoral; ella termina en Turquía porque está impedida legalmente, para entrar en Europa.

Es la decadencia, el fracaso final de un espectáculo que se muere por sí solo. Servirá para una sola cosa, como el estiércol,  la ironía mayor de la naturaleza, que con excrementos abona el renacer de la vida productiva

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