Juan Manuel Boneth Puche, de 12 años, tenía prohibido ir a la granja de la Universidad del Zulia, en la vía la Cañada, donde encontró la muerte al caer de lo más alto de una mata de mango
Juan Manuel Boneth Puche de 12 años, retó al vértigo al subir a lo más alto de una mata de mango de la que cayó cuando una de las ramas cedió ante su peso. La caída duro menos de un segundo, pero los daños que sufrió marcaron el final de su corta vida.
La tragedia del joven comenzó el pasado miércoles antes de la hora del almuerzo. Él y unos amigos cuadraron ir a la granja de la Universidad del Zulia, en la vía la Cañada, para cazar lagartijas y tumbar mangos. Sin embargo antes había que superan un obstáculo.
Boneth tenía prohíbo ir a la propiedad. A su madre y a su tía no les gustaba mucho que fuera para allá, pero el compromiso ya estaba fijado. En un descuido originado por la hora de almuerzo el muchacho salió de su casa en el barrio 17 de Diciembre del municipio San Francisco.
Una vez lograda la meta, los tres salieron para hacer de las suyas en el terreno. En el sitio hicieron todo lo que quisieron hasta que encontraron la mata más alta. Josefa Boneth, tía del chico, no supo explicar si intentaba bajar mangos o simplemente subió por subir.
Solo recuerdan que el joven subió y cuando estaba a punto de llegar al tope de la mata una frágil rama se quebró ante el peso de su delgado cuerpo. El intentó aferrarse de algo. No pudo. Sus amigos no lo tocaron, no lo movieron. Solo corrieron a sus respectivos hogares.
Uno de los testigos comentó a su abuela lo que había pasado y la anciana corrió hasta la vivienda de los Boneth donde contó todo lo que había pasado a los parientes del lesionado. Toda la familia corrió hasta el terreno y encontraron al niño tirado bajo la sombra de la planta.
Estaba inconsciente y respiraba con dificultad. Sus tías ubicaron un carro y lo trasladaron, directamente, al Hospital General del Sur. Los médicos que recibieron a Juan Manuel no fueron muy optimistas. Sabían que pasaba, pero igual hicieron su trabajo.
A pesar de ello a las 5.30 de la tarde el pequeño fue declarado muerto. Un traumatismo craneoencefálico y una contusión pulmonar ocasionada por el impacto contra el suelo acabaron con el sueño de su padres de verlo graduado, trabajando y criando a sus propios hijos.