Una camioneta particular pasó junto a él, dos hombres vestidos con chaquetas alusivas a la Policía científica descendieron, sacaron una pistola y le dispararon por la espalda. El infortunado cayó sobre el pavimento, “no podía respirar”
“Mi marido era un borracho, no un delincuente”, repetía una y otra vez Yusbelys González, esposa de Johnny Enrique Govea Linares, de 33 años, mientras lloraba. Los parientes del occiso aseguraron que los funcionarios de la Policía científica llegaron el pasado lunes a las 6.00 de la tarde, al barrio Negro Primero con la intención de matarlo.
El día del asesinato, la víctima se encontraba en un depósito de licores conocido como “Inversiones El Muro”, en compañía de unos amigos. Cuando las bebidas alcohólicas se agotaron al igual que los temas de conversación decidió marcharse, cerró la puerta de vidrió detrás de sí y comenzó a caminar.
Una camioneta particular pasó junto a él, dos hombres vestidos con chaquetas alusivas a la Policía científica descendieron, sacaron una pistola y le dispararon por la espalda. El infortunado cayó sobre el pavimento, “no podía respirar”.
La pareja sentimental del obrero aseguró que los efectivos la engañaron, nunca lo trasladaron hasta el ambulatorio El Silencio. Después de recorrer gran parte del municipio San Francisco lo abandonaron en la emergencia del Hospital Noriega Trigo. “De haber recibido asistencia médica inmediata habría sobrevivido”.