Decenas de personas, principalmente mujeres y niños, murieron este miércoles en el oeste de Afganistán cuando una bomba colocada por los talibanes, según las autoridades, explotó al paso del autobús en el que viajaba
Decenas de personas, principalmente mujeres y niños, murieron este miércoles en el oeste de Afganistán cuando una bomba colocada por los talibanes, según las autoridades, explotó al paso del autobús en el que viajaban, al día siguiente de que la ONU publicara un informe considerando “inaceptables” las víctimas civiles de este conflicto.
“Estaba oscuro y el autobús fue destrozado por la explosión de una bomba. Hubo muchos muertos y heridos”, dijo Ali Juma, un pasajero de 40 años, hospitalizado.
El autobús circulaba por carretera desde Kandahar (sur) hacia Herat (oeste), cuando se produjo la explosión, hacia las 06h00 locales (01h30 GMT), de una bomba “colocada junto a la calzada por los talibanes”, en la provincia de Farah (oeste), señaló el portavoz de la policía provincial, Muhibulá Muhib.
La bomba, agregó, tenía como objetivo a vehículos de las fuerzas de seguridad.
Convoyes militares han sido atacados con minas artesanales similares, pero, en ocasiones matan o hieren a civiles inocentes.
La semana pasada, un vehículo en el que viajaba una familia sufrió la explosión de una mina colocada junto a la ruta en Nangarhar, que mató a nueve personas, seis mujeres y tres niños.
El jefe de Urgencias del hospital de Herat, Ebrahim Mohamadi, indicó que 34 pasajeros del autobús murieron y otros 17 resultaron heridos, advirtiendo que este balance podría empeorar.
El portavoz de la presidencia afgana, Sediq Sediqqi, confirmó este balance, atribuyendo el ataque a los talibanes.
Nasrat Rahimi, portavoz del ministerio del Interior, calificó la explosión como un “acto de barbarie perpetrado por terroristas”.
Sin asumir este ataque, los insurgentes señalaron en un mensaje que «enviaron una delegación» para «estudiar y determinar quién es el responsable de este triste incidente».
El martes, la ONU publicó un informe en que lamenta que los civiles afganos continúen muriendo o siendo heridos a un ritmo “inaceptable”, a pesar de las negociaciones en curso.
Si bien el número de víctimas se redujo, en el primer semesrte de este año 1.366 civiles resultaron muertos y 2.446 heridos, casi un tercio niños, según la Misión de la ONU en Afganistán (MANUA).
“Este ataque es otro trágico ejemplo de los efectos de las minas artesanales, que matan indiscriminadamente y destruyen todo a su paso”, señaló la oenegé británica Save the Children en un comunicado.
La MANUA afirma que más civiles han sido víctimas de grupos progubernamentales que de insurgentes (717 muertos contra 531) entre enero y junio de 2019, gran parte por ataques aéreos afganos y estadounidenses.
Las fuerzas estadounidenses en Afganistán cuestionaron el martes “los métodos y conclusiones de la MANUA, cuyas fuentes «no son fiables”. Rahimi afirmó que las cifras de la ONU son “infundadas”.
Los talibanes, como es habitual, rechazaron las conclusiones del informe.
Estados Unidos participa desde el año pasado en un diálogo directo sin precedentes con los talibanes, buscando un acuerdo de paz.
Washington quiere acelerar estas conversaciones para antes de las elecciones presidenciales afganas de fines de septiembre, y a la Casa Blanca, en 2020.
El negociador estadounidense, Zalmay Khalilzad, partió este miércoles de Kabul hacia Doha, Catar, para continuar negociando con los insurgentes.