Muralla de Lisboa, entre lo visible y lo invisible

Los antiguos muros se han convertido en un recorrido turístico en el que el visitante descubre historia, urbanismo y patrimonio

La mayor parte de la Cerca Velha (Muralla Antigua), que se conserva en la capital de Portugal, pertenece al período medieval de dominio islámico, pero esta construcción en realidad se remonta a tiempos de los romanos y fue también utilizada tras la conquista cristiana, en el siglo XII. “Hoy día, el muro continúa siendo descubierto con constantes labores arqueológicas”, cuenta la arqueóloga Manuela Leitao, del Proyecto de Estudio y Valorización de la Cerca Velha. 

Leitao recalca que los primeros recorridos guiados eran acompañados por arqueólogos. Puesto que la atracción del público desbordaba las visitas organizadas, desde hace un año se puede realizar por libre un recorrido circular de un kilómetro y medio señalizado por 16 tótem informativos, desde el castillo de San Jorge hasta la orilla del Tajo.

La planta de la muralla, estudiada por historiadores desde el siglo XIX, se consideró de origen musulmán, cuando la ciudad de Lisboa era Al-Usbuna (del siglo VIII al XII). El urbanismo anárquico de los barrios más antiguos de la capital parece cobrar sentido con la muralla como columna vertebral, ya que sus paredes condicionaron la construcción desde tiempos de la antigua Olissipo, nombre de la ciudad romana de Lisboa.

Los trabajos del equipo de Leitao consiguieron comprobar una hipótesis ya formulada: que los restos de muralla de época musulmana se corresponden a la perfección con el recorrido de una estructura defensiva anterior.

Interés renovado

Las labores de recuperación sobre la muralla empezaron  en el 2000, pero solo en 2009 se sistematizaron gracias al apoyo del instituto de turismo de Portugal. Aún hay tramos pendientes de restauración o excavaciones por abrir en varios puntos de la ciudad, en muchos casos en suelo privado. Por eso, Leitao afirma que su equipo permanece “muy atento” a todas las obras que se inician en el perímetro de la vieja muralla. La arqueóloga señala que no solo ellos están interesados en estos hallazgos, sino que en los últimos años la disposición de los lisboetas por recuperar este patrimonio también ha crecido. 

Restos guardados

La mayor parte de la Cerca Velha (Muralla Antigua), que se conserva en la capital de Portugal, pertenece al período medieval de dominio islámico, pero esta construcción en realidad se remonta a tiempos de los romanos y fue también utilizada tras la conquista cristiana, en el siglo XII. “Hoy día, el muro continúa siendo descubierto con constantes labores arqueológicas”, cuenta la arqueóloga Manuela Leitao, del Proyecto de Estudio y Valorización de la Cerca Velha. 

Leitao recalca que los primeros recorridos guiados eran acompañados por arqueólogos. Puesto que la atracción del público desbordaba las visitas organizadas, desde hace un año se puede realizar por libre un recorrido circular de un kilómetro y medio señalizado por 16 tótem informativos, desde el castillo de San Jorge hasta la orilla del Tajo.

La planta de la muralla, estudiada por historiadores desde el siglo XIX, se consideró de origen musulmán, cuando la ciudad de Lisboa era Al-Usbuna (del siglo VIII al XII). El urbanismo anárquico de los barrios más antiguos de la capital parece cobrar sentido con la muralla como columna vertebral, ya que sus paredes condicionaron la construcción desde tiempos de la antigua Olissipo, nombre de la ciudad romana de Lisboa.

Los trabajos del equipo de Leitao consiguieron comprobar una hipótesis ya formulada: que los restos de muralla de época musulmana se corresponden a la perfección con el recorrido de una estructura defensiva anterior.

Interés renovado

Las labores de recuperación sobre la muralla empezaron  en el 2000, pero solo en 2009 se sistematizaron gracias al apoyo del instituto de turismo de Portugal. Aún hay tramos pendientes de restauración o excavaciones por abrir en varios puntos de la ciudad, en muchos casos en suelo privado. Por eso, Leitao afirma que su equipo permanece “muy atento” a todas las obras que se inician en el perímetro de la vieja muralla. La arqueóloga señala que no solo ellos están interesados en estos hallazgos, sino que en los últimos años la disposición de los lisboetas por recuperar este patrimonio también ha crecido. 

 

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