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El diputado José Guerra consideró que la apertura de las casas de cambio en los estados fronterizos con Colombia no solucionarán los problemas económicos del país pues, afirmó, ninguna persona va a querer cambiar 4 pesos para que le den a cambio 1 bolívar.
El parlamentario resaltó en entrevista con el canal Globovisión que para que la gente pueda comprar pesos colombianos se requiere que las casas de cambio tengan esta divisa y, por ende, “tienen que venir colombianos a cambiar su moneda acá”.
Ante esto resaltó que la tasa ofrecida por estas entidades fronterizas no es conveniente para los residentes del país vecino.
Sin embargo, explicó que, aún con la tasa desfavorable para el colombiano, para poder comprar divisas en estas casas de cambio las personas deben ser residentes venezolanos, pedir una cita y luego “presentar un recibo” de algún servicio público que demuestre su residencia.
También destacó que el problema de divisas en el país persistirá porque la mayoría de las transacciones en moneda extranjera las hacen las empresas y no el ciudadano común.
“No es solución al problema porque el 80 % de las transacciones en divisas no las hacen las personas naturales, las hacen las empresas que compran dólares para la importación… y esta historia se repitió antes” con los sistemas complementarios de Sicad I y Sicad II.
Como solución, Guerra plantea la “libertad cambiaria” para que, según él, haya “oferta de dólares” para que el venezolano “pueda tener libertad para comprar y vender divisas”.
Desde el pasado lunes comenzaron a funcionar las primeras ocho casas de cambio en los estados Táchira y Zulia, y según el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en los próximos días se abrirán 20 nuevas casas de cambio más en estas zonas fronterizas y en la compartida con Brasil.
Según Maduro, estas entidades “están estableciendo el valor real de todas las monedas en la frontera”, incluyendo la del bolívar.
En ellas, los venezolanos podrán canjear hasta 500 dólares al mes, informó el ministro de Economía y Finanzas, Ramón Lobo.
Estas medidas forman parte de un plan antiinflacionario que incluye “pulverizar” el valor del llamado dólar negro y pretende bajar el índice de inflación, que cerró 2015 en 180,9 % y se estima en 2016 muy por encima de esa cifra.