sábado, febrero 1, 2025
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Navidad 2016

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Seguramente en el 2017 se mirará hacia atrás, depende de cada uno que las duras circunstancias de hoy sean vistas como un momento de adversidad superado y no como una derrota

El tiempo de las personas transcurre entre símbolos que intentan darle sentido a la vida, objetos y fechas son hitos que van marcando las circunstancias que rodean a cada persona. La Navidad es uno de esos íconos, particularmente por su relación con la idea de nacimiento, y por lo tanto de renovación. También es un momento de encuentro con los seres queridos, de revisión y reflexión profunda. Hoy en Venezuela las circunstancias adversas que rodean a todos quienes viven en ella amenazan a la Navidad y su sentido humano profundo.

Pero no hay que olvidar que precisamente el lugar y momento en el que esta fecha tuvo lugar estuvieron marcados por la adversidad. Para algunos esa fuerza viene de la fe, para otros es el sentido de lucha el que los impulsa, y hay quienes incluso encuentran un vestigio de esperanza en la cultura y el arte. Hoy ese pequeño tesoro que es la confianza en una realidad distinta debe preservarse a toda costa.

El cambio político y social en Venezuela vendrá, pero no será por decreto ni dejándose vencer que el mismo encontrará su ruta. Mientras haya ánimo de lucha, en la medida que se pase de la queja a la acción constructiva, cuando se recupere algo de solidaridad, e incluso al reencontrarse con el adversario, se estará apostando a un presente distinto, y por lo tanto se estará contribuyendo a torcer el rumbo de una historia que parece arrastrar a millones a la miseria y la violencia. Hoy está en las manos de cada quien rescatar una sociedad extraviada.

Ante momentos de tanta adversidad, la confianza en el porvenir, y en especial el voto por la capacidad de cada individuo de contribuir al cambio, puede parecer un ejercicio de fe ciega, incluso un salto al vacío de los buenos deseos. Sin embargo, la realidad es que lo que ocurra el año que viene no está escrito, ni mucho menos lo que le depara a los venezolanos en los próximos años. No se debe olvidar que hoy hay un hecho incontrovertible, y es que la mayoría quiere una realidad distinta.

Las circunstancias para que Venezuela entre en una nueva etapa están dadas, solo falta que los venezolanos recobren un rumbo, un sentido de futuro. Es por ello que esta Navidad del año 2016 debe ser vista como una oportunidad de renacer, como personas y luego como sociedad. En un año pasan muchas cosas, basta mirar la Navidad de 2015 para percatarse de lo lejos que se está hoy de ella. Seguramente en el 2017 se mirará hacia atrás, depende de cada uno que las duras circunstancias de hoy sean vistas como un momento de adversidad superado y no como una derrota. 

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