sábado, diciembre 14, 2024
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Necrópolis de Maracaibo

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El crecimiento demográfico de la urbe, obligó a las autoridades y organizaciones privadas, a construir los llamados jardines de los recuerdos

El mes de noviembre inicia con dos fechas conmemoradas por nuestra Iglesia Católica: El Día de Todos los Santos y el Día de los Difuntos.

La ciudad de Maracaibo, cuenta desde hace más de un siglo con el cementerio El Cuadrado, el Corazón de Jesús y el San José, también conocido como El Redondo, datan de los años cuando la ciudad no había crecido tanto.

El crecimiento demográfico de la urbe, obligó a las autoridades y organizaciones privadas, a construir los llamados Jardines de los Recuerdos. En estos lugares sagrados, cada sarcófago, lo identifica su respectiva placa de bronce o de mármol con su epitafio. No tiene mausoleos como en el viejo camposanto. 

El primer jardín de los recuerdos de Maracaibo, se encuentra en la vía de la carretera hacia Perijá, con la demarcación de las parcelas y avenidas; los árboles y la grama invitan a la meditación y la oración. Desde hace varios años en el Jardín de La Chinita, realizan la cremación de cadáveres, con la autorización de los familiares. Práctica, que conduce a la interrogante, si esta modalidad con los años, como consecuencia del crecimiento de la población y extensión de la ciudad, no hará desaparecer, la construcción de necrópolis como las existentes hasta el momento.

El calendario venezolano, señala el día 2 de noviembre, como Día de los Difuntos, cuando los camposantos son frecuentados por los deudos, llevando sus ofrendas de flores naturales, como hiciera el poeta Pérez Bonalde al llegar a Caracas y dirigirse hacia la tumba de su hija muerta, a colocarle una flor amarilla del camino; también ofrecen sus oraciones y otras ceremonias, conocidas en los pueblos del interior como responsos, ceremonia realizada por el sacerdote de la comunidad.

En las necrópolis y jardines de los recuerdos, reposan bienhechores que fueron de la humanidad: científicos, médicos, poetas, ingenieros, literatos y educadores, duermen bajo la loza fría del sepulcro. Decía, el bardo que escribió el poema La gran miseria humana. Aquí el esqueleto de un rey es igual al de un esclavo. Todo ha concluido, no existe la desigualdad, el odio, la envidia, la soberbia, ni el rencor; allí, todos son iguales, sin diferencias de ninguna naturaleza, no se comunican como en la vida, ronda el gran misterio de la muerte, que ningún científico o sabio, ha podido descifrar, pues nadie a regresado a contar de su viaje a la eternidad. 

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