Decenas de negociantes furtivos son el blanco de la campaña contra la corrupción en Pdvsa, la cual obligó a miembros del gobierno a buscar refugio
Una compañía emergente tiene como dirección un pequeño domicilio en un barrio de Caracas, cuyo dueño nunca oyó hablar de la empresa.
Otra es una empresa fachada con sede en Hong Kong creada en 2020, y una más pertenece a un negociante español de materias primas acusado en Estados Unidos de presuntamente ayudar a oligarcas rusos a lavar ganancias mal habidas.
Estas son parte de las decenas de intermediarios furtivos que son el blanco de una nueva campaña en el país contra la corrupción de Pdvsa, la cual obligó a miembros del gobierno a buscar refugio.
Mientras tanto, los ciudadanos se preguntan a dónde fueron a parar más de 20.000 millones de dólares de la exportación de petróleo.
La purga comenzó este mes cuando las autoridades arrestaron a 21 personas, entre ellos directivos de empresas, altos funcionarios y un legislador, como parte de una investigación de pagos faltantes por envíos de petróleo.
La corrupción es desde hace muchos años una plaga en Venezuela —cuarto país más corrupto del mundo en la lista más reciente de Transparencia Internacional—, aunque los poderosos rara vez son llamados a rendir cuentas.
Cuando se ejecutan arrestos de gran repercusión, la gente tiende a verlos como el resultado de forcejeos tras bambalinas entre los pesos pesados del gobierno y no como una impartición imparcial de justicia.
Transacciones bajo el mando de El Aissami
El escándalo, cuyas consecuencias se prolongan, ya derribó a un importante agente de poder: Tareck El Aissami, el zar del petróleo. Renunció tras el arresto de —entre otros— un estrecho socio suyo, Joselit Ramírez, que era el regulador de la criptomoneda en el país. Estados Unidos ya consideraba a ambos prófugos de la justicia.
Aunque las autoridades no mencionaron a El Aissami entre los blancos de la investigación, la mayoría de las transacciones furtivas en la Pdvsa ocurrieron bajo su mando y mientras Asdrúbal Chávez, primo del difunto presidente Hugo Chávez era presidente de la estatal.
Deudas a Pdvsa
Documentos internos de Pdvsa obtenidos por The Associated Press revelan que hasta agosto de 2020 se le debían a la petrolera estatal 10.100 millones de dólares, siendo los deudores 90 compañías comerciales poco conocidas que surgieron como grandes compradoras de crudo desde que Estados Unidos impuso sanciones económicas.
Al gobierno nacional se le deben otros 13.300 millones de dólares correspondientes a 241 embarques en buques cisterna como resultado de una maniobra contable de Pdvsa que reasignó la responsabilidad de cobro de facturas impagas directamente al gobierno de Maduro en lugar de regalías en metálico.
Esta cifra supera la de todas las reservas en moneda extranjera en el banco central venezolano.
Todos los cargamentos de petróleo se vendieron en consignación y con grandes descuentos debido a las sanciones, que espantaron a los negociantes tradicionales.
Pdvsa empezó a recurrir más que nunca a los intermediarios en 2020, cuando el gobierno de Donald Trump amplió las sanciones.
Con estas sanciones, combinadas con la caída global de la demanda de petróleo provocada por la pandemia, la producción a mediados de ese año se redujo a 350.000 barriles diarios, el 10 % de lo que se producía cuando Chávez asumió en 1999.
Red de intermediarios
Para vender lo poco que se produce, Maduro, con ayuda de los aliados Rusia e Irán —también bajo sanciones estadounidenses— debió recurrir a una red compleja de intermediarios.
La mayoría son empresas fachada, registradas en jurisdicciones conocidas por conservar el secreto. Los compradores envían los llamados buques cisterna fantasmas, que ocultan su ubicación y entregan su carga valiosa en medio del océano antes de llegar a destino.
Para evitar los bancos occidentales, Venezuela empezó a aceptar pagos en rublos rusos, bienes en trueque o criptomoneda, pero no todos pagaban.
En la lista de deudores figura Walker International, que debe a Pdvsa unos 77 millones de dólares, según los documentos. La empresa está registrada en Emiratos Árabes Unidos y su dirección en Venezuela es una casa modesta al pie de las montañas que separan a Caracas del Caribe.
El dueño de la casa, Andrés Muzo, se declaró escandalizado de que su domicilio hubiera quedado atrapado en un caso de corrupción internacional.
El intermediario más endeudado es M and Y Trading Co, registrada en Hong Kong en 2020. Debe a Pdvsa más de 1.200 millones de dólares, según los documentos internos, que alguien al tanto de las transacciones facilitó a la AP a condición de no ser identificado.
Otro vendedor preferido fue United Petroleo Corp, registrado en Panamá en 2021 y que debe más de 468 millones de dólares.
Otro de los socios de Pdvsa era Treseus International. Esta correduría de materias primas, que no respondió a un correo electrónico en busca de comentarios, está dirigida por Juan Fernando Serrano, un español acusado el año pasado de lavado de dinero en una corte federal en Manhattan por asociación para contrabandear petróleo en beneficio de rusos ricos.
La misma corte busca a El Aissami y Ramírez para juzgarlos por violar las sanciones estadounidenses. En 2017, Washington designó a El Aissami como un “jefe del narcotráfico” por presuntamente ayudar a carteles a contrabandear cocaína a través de Venezuela.
Las autoridades no han revelado aún el monto del dinero faltante. Muchos analistas creen que Maduro busca estabilizar la economía de cara a la elección presidencial del año próximo.
“Las arcas están vacías y el país entra en un año electoral en el que Maduro quiere enviar un mensaje de que Venezuela ha vuelto a encarrilarse”, señala Geoff Ramsey, del instituto de investigaciones Atlantic Council.
Fuente: AP
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