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A las dificultades propias de tener que portar altas sumas de dinero en efectivo para satisfacer las necesidades de adquisición de bienes esenciales, hay que añadir la regulación de la banca regional de solo hacer efectivo cheques por un máximo de 40 mil bolívares y en billetes de baja denominación. Lo que resulta un atentado contra la propiedad privada.
Esta es la respuesta por demás inadecuada, a dos problemas monetarios que en la actualidad presenta la actividad económica: el poco poder adquisitivo del bolívar (US$ 0,00014), en el mercado paralelo de divisas y como quiera que los precios de los bienes esenciales, utilizan como referente a este mercado, se hace necesario acarrear grandes cantidades de bolívares en efectivo para adquirir lo necesario. No se entiende la negativa del Banco Central de Venezuela, en ordenar la impresión de billetes de alta denominación (200-500-1.000) bolívares. Prefiriendo seguir imprimiendo billetes de 100 bolívares, que ya resultan insuficientes y costosos.
Resulta evidente, que la razón fundamental de la desaparición del actual billete de 100 bolívares, está asociado al contrabando fronterizo de la gasolina y otros productos con precios regulados. Al punto que las transacciones en la frontera se realizan por un precio mayor, es decir, se aceptan los billetes de 100 bolívares hasta por un 40 por ciento más de su valor, además, el canje entre bolívares y pesos colombianos se efectúa vía transferencias, lo que resulta un problema gravísimo, que gravita sobre el mercado paralelo de divisas.
Es importante señalar, que con la sola emisión de billetes de alta denominación por parte del Banco Central de Venezuela, en modo alguno, alteraría los ya extremadamente altos niveles de inflación. Tal como ocurrió con la reconversión monetaria del año 2008, cuando sus promotores aspiraban a reducir los niveles de inflación. Lo cierto del caso, es que al inicio de este proceso solo el tres por ciento correspondía a los billetes de 100 bolívares en el cono monetario y en la actualidad representa el 33 por ciento. Eso creemos.