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La libertad de prensa en el mundo atraviesa un momento crítico, los cambios de gobierno en muchos estados de América Latina y el control que tratan de ejercer las élites políticas y financieras sobre los medios de comunicación. Los utilizan como plataformas para desprestigiar y silenciar a la oposición y a los sectores más críticos con el Gobierno en el poder.
Varios organismos y asociaciones han mostrado su preocupación ante la falta de pluralidad y de calidad en los contenidos informativos de muchos países. Bajo el lema “si controlas a la prensa controlas el país”, los gobiernos siempre han intentado someter la información a sus propios intereses para lograr mayor margen de movimiento. Esta pugna parece ahora decantarse a favor del poder, que encuentra en la precariedad del mercado de la comunicación una oportunidad para pujar y hacerse con el control de los medios.
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) sostiene que “en países de América Latina con altos niveles de polarización política como Venezuela, Ecuador y Nicaragua, los líderes electos han invertido en grandes medios, generando enormes conglomerados de prensa oficiales que promueven sus agendas políticas personales”. El estudio explica también cómo “esos presidentes -en alusión al fallecido presidente Hugo Chávez y Rafael Correa- describen a los ejecutivos de medios privados como la “oligarquía” y “la élite empresarial”, decididos a sesgar la cobertura periodística a favor de la oposición política.
“Los gobiernos de estos países justifican su accionar contra la prensa, a quien se le suele negar el acceso a funcionarios y a eventos públicos, al acusar a los medios de ser el enemigo del pueblo”. El objetivo último es conseguir el desprestigio y la neutralización de cualquier voz crítica con las políticas del gobierno. Algunos grupos criminales con gran influencia y poder también se sirven de estas tácticas con el propósito de ocultar sus delitos.
La mayoría de las constituciones de los países que viven en democracia reconocen el derecho a la información como una libertad fundamental para el desarrollo de todo ser humano. Conocer y comprender los problemas que aquejan el mundo es una de nuestras obligaciones como ciudadanos. Pero si la información carece de calidad o se encuentra bajo el yugo de la censura resulta imposible adquirir una perspectiva real de nuestro entorno. Como decía Albert Camus: “una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”.