
Humberto
En la actualidad, la búsqueda de materiales para realizar obras artísticas se ha convertido en toda una odisea. En algunas zonas del país esta realidad es más acentuada que en otras. Para los artistas neoespartanos el emigrar a otro tipo de trabajos es tan solo una de las lamentables consecuencias que genera el trabajar “con las uñas”. Aunque represente una de las opciones más viables, en ocasiones es la más difícil.
Para Humberto Cazorla, uno de los artistas plásticos más importantes de la isla de Margarita, esto es algo “situacional”. El venezolano explica que todavía no le ha afectado la falta de materia prima, pues “sus manos nunca están quietas”. Su última obra, es de tipo constructivista, hecha de metal casi en su totalidad. “Si es de recurrir a los desechos que arroja el mar, lo hago. Si no tengo cómo trabajar el bronce puedo tallar la madera, si no puedo trabajar la madera, puedo trabajar la parte mixta. Un artista nunca debe quedarse de brazos cruzados ante las adversidades”.
Aunque desconoce el trabajo actual de sus colegas en la isla, y en el resto del país, supone que estarán recurriendo a las mismas técnicas que él. “Hay que trabajar con lo que se tenga. Muchos han tenido que incursionar en trabajos artísticos diferentes, precisamente por la carencia de recursos. Lo importante es que el trabajo se haga”.
Vida dedicada al arte
Al hablar de sus inicios en la vida artística, Cazorla se remonta a la edad de 14 años cuando creó su primera escultura de un material que llaman Piedra Jabón. Sus primeros conocimientos académicos en el área los recibió en la Escuela de Arte Pedro Ángel González, donde permaneció un par de años para luego trasladarse a Caracas y continuar su preparación en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas. La curiosidad e interés del cultor no fue saciada en su totalidad por lo que viajó a Milán donde permaneció por espacio de cuatro años. A finales de los 80, el maestro regresó a Venezuela donde fue nombrado director encargado de la Escuela de Artes Plásticas Pedro Ángel González de La Asunción.
Falta de espacios
El artista también menciona la falta de espacios para exponer los trabajos, en esta austera situación que agobia a cientos de profesionales del arte. Recuerda que en el año 2007, durante su gestión como presidente del Instituto Autónomo de Cultura del estado Nueva Esparta, inauguró un Museo Vial de Esculturas ubicado en la avenida Luisa Cáceres de Arismendi, en Margarita, como muestra de que no se necesita un teatro, una galería o un museo para que las personas puedan disfrutar de las artes.
La equivocada gestión política de los últimos gobernantes, que no han manifestado interés absoluto por la cultura, es para Cazorla una de las razones de la ausencia de espacios dedicados a exhibir y promover las obras de los artistas en Nueva Esparta. “He presentado varias propuestas que sirven como impulsadoras de esos trabajos. Construcción de casas culturales bien dotadas, elaboración, difusión y distribución de catálogos son algunos de los proyectos que han sido “engavetados” por los entes de la región.
Los salones de fotografía, muestras, exposiciones, salones de discusión con los jóvenes han quedado en el olvido. Los aires acondicionados de los pocos recintos culturales no funcionan y las instalaciones cada día son menos adecuadas. “El trabajo de despertar interés en las personas que tienen las posibilidades de cambiar esas realidades no solo es de los artistas, también es la gente que disfruta de nuestro trabajo”.
Legado y consejos
Para él, según la experiencia adquirida en el exterior, las escuelas aún adolecen de materias que deberían ser incluidas en su pénsum de estudio. Entre otras cosas, los jóvenes deben tener conocimientos para estar preparados a la hora de improvisar. “Por ejemplo, si están en la India, deben saber que encontrarán arcilla y tendrán que trabajar con ella. No se pueden limitar a una sola cosa, o a cierto tipo de implementos. El artista plástico debe ser versátil”.
Sobre el legado que ha dejado o por lo que le gustaría fuera recordado cuando no esté, Cazorla prefiere dejárselo a alguien más. “No trabajo para que hablen de mí, las obras que hago son producto de mis sentimientos, de mi pasión. Referirme a mi trabajo sería buscar razones que demuestren que no me siento bien conmigo mismo”.
Sobre las nuevas generaciones destaca que hay una diferencia marcada en comparación a su época de formación. “En mis tiempos lo importante era concebir la obra, si se vendía bien y sino también. Los muchachos de ahora no han terminado el trabajo cuando están pensando cuánto van a pedir por ella o a quién se la van a vender. No sé si eso sea bueno o malo pero es lo que sucede”.
Arte vivo
Una de las iniciativas más recientes para mantener vivo el arte en la isla la tuvo el Hotel Wyndham Concorde, que recientemente inauguró una muestra permanente en sus espacios donde ocho artistas locales expusieron sus obras. Humberto Cazorla tuvo la responsabilidad de crear la pieza “más emblemática” de la exhibición. Se trata de una escultura elaborada en metal que mide aproximadamente 12 metros de altura. Lleva por nombre Dulce emanación de la vida y está inspirada en la labor que realizan las abejas. Los otros artistas que participaron fueron: Maribel Briceño, Frank Mata, Carlos Susana, Carlos Calderón, Mercedes Ramírez, José Voglar y Jenny Al Nadaff, quienes ofrecieron al público fotografías, artes plásticas y esculturas.
El currículo del artista
El maestro Cazorla ha realizado varias exposiciones individuales en Italia, entre las que destacan: Centro Delle Arti Internazionali 2B; Bérgamo, Italia, Festival Artístico Di Spoleto, Sala de Exposiciones del Consulado de Venezuela en Milano, II Circolo Rosso en Roma y en la Galeria D’Arti Giovaso. En Venezuela resaltan varias muestras individuales como Trampas y vestigios en la Galería Popular Neoespartana en el Museo de Arte Contemporáneo Francisco Narváez y otras en la Universidad Simón Bolívar, Caracas.
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