Hoy
La Noche de los cristales rotos fue un evento histórico que marcó un precedente durante la dominación nazi en Alemania. Entre la noche del 9 y el amanecer del 10 de noviembre de 1938, los grupos paramilitares que operaban en Alemania bajo la mirada complaciente de la autoridades cometieron asesinatos, saqueos de comercios, destrucción de Sinagogas en contra de la población judía alemana. Eran los primeros excesos cometidos a la luz del nuevo gobierno de Hitler.
Este 30J quedó en evidencia el repudio colectivo a esta constituyente oprobiosa, y que sin duda constituirá la última elección que veremos en tiempos de esta revolución, porque bajo el resultado dantesco de una realidad del ausentismo, muertes y tristeza, no dudó Tibisay, en su afanoso servilismo al régimen, dar "el" resultado más repugnante jamás oído, con los más enormes vicios de inconstitucionalidad.
Hoy no me queda la menor duda de que estamos frente a uno de los últimos fraudes de esta revolución. Maduro da su último golpe y comienza a cometer sus últimos delitos. Ahora como miembro de número de la temida lista OFAC, Maduro no puede comprar ni un café en el exterior. Acusado de lavado de dinero, violación de Derechos Humanos y relación con el narcotráfico; el destino de Maduro muestra un peculiar parecido con el del recientemente fallecido exdictador panameño Manuel Noriega.
Recientemente tuvimos al igual que los alemanes de la época, noches de cristales rotos, cuando el régimen ordenó el encarcelamiento de Antonio Ledezma y Leopoldo López. Hoy los venezolanos seguimos llenos de ira y confusión ante el avance oprobioso de esta dantesca revolución que quiere esconder en esta violencia tentatoria de los mas elementales derechos humanos y ciudadanos sus propios miedos, porque ellos saben que el tiempo se les acorta y la condena cada día es peor y mas profunda.
El régimen cree que nos va amedrentar con sus armas y fuerzas, pero nosotros hoy les repetimos con la misma fuerza y palabras de Antonio Ledezma: “No vamos a perder el ánimo, se puede perder todo, menos el entusiasmo, menos el decoro, menos la dignidad. Por lo tanto, amigas y amigos de toda Venezuela, yo los invito a mantenernos en pie de lucha, ahora es cuando hay pueblo, ahora es cuando hay valor, ahora es cuando hay coraje. No nos van a poner de rodillas; ¿saben cuándo nos vamos a arrodillar?, cuando encendamos la luz de la libertad, y hagamos una oración en gratitud a Dios por haber salvado a Venezuela… ¡Que Dios bendiga al glorioso pueblo venezolano!”.