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Más allá de lo que digan las encuestas, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional (AN) y vicepresidente del PSUV, lo tiene claro: “Está escrito que el próximo 6 de diciembre gana (Hugo) Chávez, porque el pueblo así lo decide”. Y es que a pesar de que el exmandatario venezolano falleció hace dos años, ochos meses y 17 días su imagen es, nuevamente, la carta de presentación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para estas elecciones parlamentarias. Pero, ¿hasta cuándo podrá gozar el Gobierno nacional de la renta electoral del fundador de la denominada revolución bolivariana?
Nicmer Evans, politólogo y disidente del madurismo, asegura que es irracional cuestionar que utilicen a Chávez como estrategia. “Lo que es realmente absurdo es que a estas alturas sea el único recurso que tenga el Gobierno para tratar de apelar, nuevamente, a un voto emotivo que subestima y que desprecia a la mayoría del pueblo venezolano, que con el mismo presidente Chávez aprendió a tener consciencia y madurez política”.
El profesor universitario entiende que desde el punto de vista político y electoral se trate de extender lo máximo posible el impacto que da la figura del exmandatario nacional para ser uno de los elementos y de los argumentos de persuasión del electorado. “El problema no es utilizar figuras para generar asociaciones o generar la continuidad política, el problema es la madurez que tenga la gente para comprender que esto es válido siempre y cuando sea coherente. Cuando no hay coherencia con la ética que puede generar la referencia de algún liderazgo en relación con quien trata de identificarse, entonces, corremos el riesgo de poner en crisis el sistema político”.
Luis Vicente León, director de Datanálisis, comenta que lo que sucede con la figura de Chávez se ha visto en muchos países. “No es nuevo, pero quizás el caso más emblemático es el peronismo en Argentina”. A su juicio, mientras la relación entre la población y el expresidente Hugo Chávez exista podrá ser utilizado en campaña. “En la última encuesta de octubre cuando se preguntaba cómo se veía la gestión del presidente Chávez, la evaluación positiva era de 57 por ciento, el doble que la que tiene Nicolás Maduro”.
¿De qué sirve Chávez?
A dos semanas para la decisiva contienda legislativa, planteadas por algunos factores de la oposición como un plebiscito para el Ejecutivo nacional, en todo análisis sobre la estrategia de campaña sale a relucir el nombre del expresidente, quien falleció el 5 de marzo de 2013 producto de un cáncer que se trató de manera misteriosa en Cuba. La pregunta sería, entonces, si puede ayudar su imagen a amortiguar el impacto de la problemática económica que ha sacudido el país y provocado una caída estrepitosa en la popularidad del PSUV y del mandatario Maduro. “¿Que puede ocultar la crisis de este país? No creo que esa sea la intención. Es simplemente un recurso de marketing político. La pregunta sería más bien por qué a estas alturas sigue siendo la cara de Chávez la que se utiliza para hacer campaña y no es la cara de Maduro”, cuestiona Evans, quien resalta que la oposición tampoco hace campaña con sus actores protagónicos fundamentales. “La cara de Chávez lo que trata de ocultar es la crisis de liderazgo que hay en el país, no la crisis económica, porque esa no la oculta nadie. Es imposible hacerlo hasta con la mejor estrategia de marketing que pueda existir”.
Ante la ausencia de liderazgos sólidos tanto de la oposición como del Gobierno, cada uno trata de utilizar, según el consultor político, el recurso que tiene: el madurismo, el recurso de Chávez, y la oposición el reverso de la cara de Chávez, es decir, tratar de descalificar su rostro. “Pero no tiene tampoco -la alternativa democrática- ningún liderazgo que pueda levantarle la mano a ninguno de los diputados de la oposición, dirán ellos porque no lo necesitan, pues van ganando las encuestas. Aquí lo más lamentable, sin duda, es que en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, quien tiene la primera posibilidad de ganar, según los estudios de opinión del país, es un espacio político que es receptor de un voto castigo no de un voto que va hacia el apoyo de una propuesta política, porque no hay un apoyo a la propuestas de la MUD”.
Evans, militante del chavismo y disidente del madurismo, percibe que lo que hay en Venezuela es un Gobierno que tiene una crisis de liderazgo, que tiene que seguir apelando permanentemente al único líder que ha tenido y que no trata de generar avances en el desarrollo del proceso político y en una diversificación de su liderazgo.
Chávez no es candidato
Analistas políticos se preguntan hasta cuándo los electores venezolanos van a votar por un candidato porque dice ser “hijo de Chávez”, sin evaluar su perfil, su trayectoria, su ética y, fundamentalmente, sin evaluar la coherencia que puede existir entre su discurso y sus acciones.
Para Nicmer Evans, quien también es sicólogo social, para el próximo proceso lo importante es tratar de convocar al votante a que haga un ejercicio consciente de su voto y no que haga sencillamente un voto emotivo. “El error del comando de campaña del Gobierno es tratar de manera permanente de buscar el voto estrictamente emocional. Después de más de 16 años de gestión, en donde hay una acción concreta, no hay una rendición de cuentas de esos diputados que pretenden ser reelectos y de una gestión política que debe someterse al debate, al escarnio público, precisamente para poder ser evaluado en función de que si en verdad han cumplido o no con los compromisos o promesas desarrolladas en campañas anteriores”.
Post-Chávez
Para Luis Vicente León la mitad del chavismo tiene críticas severas contra el presidente Maduro. “Si esto fuera una elección presidencial, posiblemente, no votarían por él, pero esta es una elección parlamentaria y se puede vender la idea de que es para preservar el chavismo, la revolución, el legado de Chávez. Ellos sienten que no están votando por el presidente Maduro sino por el chavismo”.
Pero a pesar del intento de los líderes de la revolución bolivariana por frenar la pérdida del capital electoral que cautivó el “comandante supremo”, invocándolo en cada actividad proselitista, las encuestas son elocuentes y la intención nacional de voto favorece a la oposición por 35 puntos porcentuales.
Evans está convencido de que las caras que hoy están en el Gobierno “son poco coherentes” con lo que es el legado del exmandatario llanero. “Creo que un porcentaje importante de ellos lo ha traicionado”, afirma, sin complejos. “Hoy en el Gobierno hay pocos, por no decir que ninguno de los altos dirigentes, que más allá de lo discursivo, realmente trate de emularlo. Esa es una diferencia fundamental: no hay un sentido de emulación por parte de ninguno de estos funcionarios que piensan que Chávez es una renta electoral, que tratan de alargar una herencia que ellos piensan que es inagotable, pero como toda herencia, la renta electoral de Chávez tiene su límite”.
La oposición con Chávez
Nicmer Evans cree que desde el punto de vista de los elementos discursivos sobre los cuales se monta y se soporta la estructura de las campañas electorales, tanto la oposición como el madurismo tienen en su agenda a Chávez. “Me preguntaría hasta cuándo la oposición va a seguir peleando con Chávez y hasta cuándo la oposición va a hacer una campaña que gire en torno a sacar al chavismo del poder”.
Maduro avergonzaría a Chávez
A dos semanas de las elecciones parlamentarias, la popularidad del presidente Nicolás Maduro (20 %) es, según algunos estudios recientes, 40 por ciento menor que la del fallecido presidente Hugo Chávez (60 %).
El dato
Solo cuatro de cada 10 venezolanos evalúan la gestión de Hugo Chávez como mala, mientras que ocho de cada 10 califican con nota negativa la de Nicolás Maduro.